lunes, 28 de octubre de 2013

Reforma protestante

El legado que la Reforma Protestante nos ha dejado lamentablemente las nuevas generaciones de creyentes lo estamos despreciando, y estamos tirando por tierra sus logros, mártires y sobre todo la Verdad de Dios que se defendió en ese momento. Este artículo en su original se titula “Ironías Vergonzosas”, leyendo comprenderás el por qué, y debe conducirnos a reflexionar.
 Pastor Manuel.

Martín Lutero es recordado y extensivamente honrado hoy en día en muchas partes del mundo, especialmente en todo el mundo occidental.   La reciente película que ha sido hecha en Hollywood acerca de su vida, fue un gran éxito a pesar de su contenido religioso.  Lutero se enfrentó con gran valor y valentía en contra de las doctrinas falsas de la Iglesia Católica Romana, a pesar de la determinación del Papa León X, que quería arrestarlo y quemarlo en la hoguera.  Él (Lutero) se había desilusionado cuando había visitado el Vaticano y había visto la hipocresía y descarada inmoralidad entre los miembros del clero, desde el sacerdote hasta al Papa.  El colmo vino con la venta de indulgencias por Roma, con el propósito de “liberar” del purgatorio a los parientes muertos de una persona, para que pudieran entrar al cielo.  Esta infame práctica que recaudó muchísimo dinero, prometía que “tan pronto la moneda al cofre toque, una alma salta del purgatorio y al cielo toca”.  El dinero obtenido por esta descarada, desvergonzada estafa pagó por la reparación y engrandecimiento de la Basílica de San  Pedro.  ¡Esta imponente construcción representa hoy en día un monumento al evangelio falso que la Iglesia Católica todavía predica y practica!
Desilusionado y furioso, Lutero escribió su “Diputación sobre el Poder y Eficacia de Indulgencias” (conocida como “Las Noventa y Cinco Tesis“) y las clavó en la puerta de la iglesia del Castillo de Wittenburg.  Copias de éste documento se distribuyeron ampliamente en varios idiomas europeos, haciendo temblar a toda Europa, incitando intensos debates, provocando la Reforma Protestante y el éxodo de millones de la Iglesia Católica Romana, tal vez con la esperanza de traer salvación a muchos de ellos.
Aunque Lutero retuvo algo de su catolicismo, su audaz declaración (a diferencia de la actitud de muchos cristianos de hoy en día), ante El Concilio Imperial de Worms inspiró a millones cuando dijo: “Yo estoy sujeto a las Escrituras y mi conciencia es cautiva a la Palabra de Dios.  Yo no puedo y no retiro nada… aquí me quedo, mi postura es inmovible; que Dios me ayude.” Lutero al hablar estas palabras confrontaba las máximas autoridades religiosas de su época y estaba dispuesto a encarar las consecuencias.  Tal acción le hubiera costado su vida, si no hubiera sido por algunos poderosos príncipes alemanes,  que lo protegieron como una protesta en contra de Roma y a consecuencia de este evento se originó el término “Protestante.”
En un acto de desesperación para poder mantener la autoridad totalitaria de la Iglesia, los obispos católicos y cardenales lanzaron una Contra-Reforma en la cual definían las doctrinas de la iglesia y demandaban obediencia total por decretos acordados en el Concilio de Trento (1545-1563).  Sus derechos canónicos y decretos denunciaban la sola autoridad de la Escritura afirmada por Lutero, negaba la salvación por fe en Cristo, sin los sacramentos de la iglesia y buenas obras, y básicamente rechazaba todo lo que los reformadores habían pedido que la iglesia aceptara en sumisión a la Palabra de Dios.  El Concilio de Trento enumeró más de 100 anatemas (excomulgación/condenación) en contra de todos aquellos quienes aceptaban cualquier enseñanza de la Reforma.  Costaba muy caro afirmarse en la verdad de la Palabra de Dios en aquellos días, y  miles de creyentes no comprometieron sus convicciones a pesar de torturas y muerte.
Existe una gran necesidad de un avivamiento de tal convicción inquebrantable hoy en día.  Desdichadamente no va a ocurrir tal avivamiento a no ser que se produzca primero una ansia, un anhelo de buscar una rectitud individual y una pasión profunda por nuestro Señor y por Su Palabra.  Tristemente, la verdad es que Dios no está ignorado solamente sino también está siendo debilitado por muchos líderes evangélicos a quienes millones de cristianos  admiran.  Trágicamente, multitudes están siendo preparadas para seguir el gran engaño que va a ocurrir a aquellos quienes “no recibieron el amor a la verdad para ser salvos” (2 Tesalonicenses 2:10).
¿Es la Reforma del siglo XV y la oposición de Roma a tal Reforma en esa época un evento simplemente histórico que no tiene relación al tiempo presente?  ¡De ninguna manera! La batalla continúa y ha llegado a una etapa que es mucho más letal.  Una ilusión falsa, que se ha originado y continúa en nuestros tiempos presentes, ha engañado a miles de personas para que acepten el Compromiso Ecuménico, mientras que al mismo tiempo les están haciéndoles creer que todavía están al lado del Señor.
En 1962, en la apertura del Segundo Concilio del Vaticano en Roma, el Papa Juan XXIII afirmó, “Yo acepto totalmente lo que se decidió en el Concilio de Trento”  El Segundo Concilio del Vaticano “también propone los decretos de El Concilio de Trento”.  En Diciembre 31, 1995, honrando el 450 aniversario del Concilio de Trento, el Papa Juan Pablo II declaró, “Las conclusiones (del Concilio de Trento) mantienen todo su valor (o continúan en vigencia)”.
A pesar de lo que un amigo católico, o un sacerdote liberal, o un profesor en una universidad católica pueda decir, los decretos, las reglas y doctrinas que se llegaron a acordar en el Concilio de Trento continúan en vigencia y siguen siendo las enseñanzas oficiales de la iglesia católica y has sido confirmadas y afirmadas desde ésa época hasta nuestros días por las más altas autoridades de la iglesia católica.  Aquí enumeramos algunos de los anatemas (condenaciones) del Concilio de Trento, todos los cuales fueron renovados por el Segundo Concilio del Vaticano, El Código de la Ley Canónica, y el actual Catecismo de la Iglesia Católica, y que continúa en los tiempos actuales como la enseñanza oficial del Catolicismo Romano, manteniendo los dogmas inflexibles de la “infalible” Iglesia Católica, a pesar de declaraciones contrarias hechas por cualquier persona:

•             “Si alguien negara que por el… bautismo, la culpabilidad del pecado original es perdonado o niega que… la justicia, santificación y redención… de Jesucristo es aplicado a ambos, adultos y bebés por el sacramento del bautismo… esa persona será anatema… (condenada)”

•             “Si alguien dijera que los sacramentos de la Nueva Ley (los siete sacramentos de la Iglesia Católica Romana) no son necesarios para la salvación… y que sin ellos… uno puede obtener de Dios, por fe solamente la gracia de justificación… esa persona será anatema…”

•             “Si alguien dijera que el bautismo no es necesario para la salvación, que esa persona sea anatema…”

•             “Si alguien dijera que después del recibimiento de la gracia de justificación, la culpabilidad es perdonada y la deuda de castigo eterno es eliminada… que ninguna deuda de castigo temporal tenga que pagarse, ya sea en este mundo o en el purgatorio, antes que las puertas del cielo puedan abrirse, que esa persona sea anatema…”

•             “Si alguien dijera que el sacrificio de la misa… donde la víctima da su vida y por el cual nosotros somos reconciliados con el Padre y es diariamente inmolado en el altar por los sacerdotes… es solamente una conmemoración del sacrificio consumado en la cruz pero no es propiciatorio… ofrecido por los vivos y los muertos, por los pecados, castigos, satisfacciones y otras necesidades, que esa persona sea anatema.”

No puede haber un rechazo más claro de la Biblia y del evangelio de Jesucristo.  Estos breves ejemplos representan la enseñanza actual del Catolicismo Romano tal cual es enseñado y practicado por cientos de millones de católicos de hoy en día.  No puede haber duda alguna que esto es un evangelio falso que, tristemente, mantiene a los católicos romanos en esclavitud y también los están llevando a las llamas, no de un “purgatorio” inventado por los papas, sino al eterno Lago de Fuego.  ¿Cómo es posible que aquellos que profesan admirar a Lutero y a la Reforma se atreven a defender el Catolicismo?
Dándose estas realidades indiscutibles, ningún evangélico podría llamar a los católicos romanos “cristianos que han nacido de nuevo”.  ¡La ironía más vergonzosa es que muchos líderes evangélicos y sus seguidores, mientras que por una parte dicen honrar la Reforma y su evangelio de salvación por fe sola en Jesucristo, por otra parte cierran los ojos a la verdad y actúan como si la Reforma nunca hubiera ocurrido y como si los católicos creyeran en el evangelio bíblico!  ¿Hemos acaso olvidado que aquellos que no creen el evangelio bíblico están perdidos eternamente?  ¿Seremos nosotros culpables de alguna manera de su eterna perdición?
Las ironías vergonzosas abundan.  Aunque la Iglesia Católica Romana ya no condena a sus oponentes a la hoguera como lo hacía antes (una práctica tan repugnante aún en el mundo secular), todavía mantiene cada enseñanza y cada doctrina falsa que fue opuesta por Lutero y sus compañeros reformadores, y de esta manera continúa engañando a millones de personas.  Todavía enseña la salvación por medio del bautismo, las buenas obras y el cumplimiento de los sacramentos con María como la intercesora, como la “puerta hacia Cristo”; y también continúa ofreciendo indulgencias por un precio determinado para salir del purgatorio y poder entrar al cielo; ¡Y continúa rechazando la autoridad final de las Sagradas Escrituras!  Todas las anatemas declaradas en el Concilio de Trento en contra de las creencias de los protestantes se mantienen en completo vigor y obligación en la doctrina católica.  ¡Y aún muchos de los seguidores de Lutero hoy en día aceptan el catolicismo romano como el verdadero evangelio!
En Octubre 31 de 1999, los representantes de La Federación Mundial de Luteranos y la Iglesia Católica Romana firmaron una pacto mutuo declarando que ambos habían resuelto las principales diferencias que originó la Reforma.  Ni una sola doctrina o práctica cambió en la Iglesia Católica.  Mientras que los luteranos se felicitaban entre ellos mismos por este maravilloso “Acuerdo”, el papa Juan Pablo II estaba ofreciendo indulgencias de salvación para el año 2000.  ¡Si Martín Lutero hubiera estado vivo, él hubiera denunciado a éstos traidores que están dirigiendo la iglesia que lleva su nombre y hubiera clavado su “Noventa y cinco Tesis” en la puerta de las oficinas principales de la Federación Luterana Mundial!  ¿Cómo se puede explicar esta ceguera que está produciendo ésta inaudita traición de la Reforma, de Cristo y de Su Palabra?
Hace cinco años, (2001, para el lector) en otro vergonzoso evento, los líderes evangélicos Bill Bright, Charles Colson, Os Guinness, Richard Mouw (presidente del Seminario Teológico de Fuller), J.I. Packer, Pat Robertson, John White (presidente anterior de la Asociación Nacional de Evangélicos), endorsaron y ratificaron el movimiento, “Evangélicos y Católicos Unidos: La Misión Cristiana en el Tercer Milenio”.  Este movimiento, éste pacto, éste acuerdo arenga a los evangélicos a unirse con los católicos romanos para evangelizar a los Estados Unidos y al mundo entero.  Dicen ellos: “Le agradecemos a Dios por habernos descubierto el uno y al otro como hermanos y hermanas en Cristo”
Este acuerdo que se ratificó no fue en realidad algo nuevo sino que fue la culminación del compromiso de la verdad que había estado creciendo dentro del movimiento evangélico por bastante tiempo.  Inclusive, aproximadamente 40 años antes de este acuerdo, Billy Graham había estado declarando que sus creencias eran básicamente iguales a las de los católicos romanos ortodoxos, y que él y el Papa están de acuerdo en casi todo aspecto de doctrina, ¡incluyendo el camino hacia la salvación!  La misma postura ha sido adoptada por mucho tiempo por las universidades evangélicas como las de Wesmont y Wheaton, publicaciones como “Christianity Today” (El Cristianismo Actual) y “Charisma” (Carisma), organizaciones como “Campus Crusade for Christ” (Cruzadas Estudiantil y Profesional para Cristo), “Youth with a Mission” (Juventud con una Misión) y “World Vision” (Visión Mundial), al igual que otras instituciones evangélicas y líderes.  Enfocando la esquizofrenia del evangelismo, la universidad de Wheaton, que tiene un enorme Museo honorando a Billy Graham y que emplea a Profesores Católicos, por períodos breves de enseñanza, despidió el año pasado a un profesor muy popular por haberse “convertido al catolicismo” y al mismo tiempo lo llamaba “¡un talentoso hermano en Cristo”
¡Martín Lutero y otros Reformadores hubieran preferido morir en la hoguera en vez de firmar tales documentos o hacerse partícipe de tales movimientos mencionados!¿Cómo podemos explicar el rechazo, de todo lo que la Reforma a través de tanta lucha y sufrimiento pudo lograr, por aquellos que dicen honrar y seguir en el mismo camino y fe de los Reformadores?  Tratando de entender de alguna manera a esta esquizofrenia espiritual, el periódico “The New York Times” publicó en Marzo 30 de 1994 el siguiente anuncio:
“Juntos han trabajado en los movimientos en contra del aborto y en contra de la pornografía y ahora los líderes católicos y evangélicos están pidiendo a sus congregaciones… que finalmente se acepten el uno al otro como cristianos.  En lo que se ha llamado como una declaración histórica, los evangélicos… unidos con Conservadores Líderes Católicos Romanos… Urgen a católicos y evangélicos a parar de convertir las congregaciones de ambas religiones.  John White, el presidente de la Universidad de Génova y anterior presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos, dijo que la declaración fue un “momento triunfante” en la vida religiosa de los Estados Unidos después de tantos siglos de desconfianza…”
El evangelio de Jesucristo, por el cual uno nace de nuevo (1 Pedro 1:22-25) es negado.  Ese es el resultado, con el destino eterno de las almas en una inseguridad aterradora.  Aunque personalmente no firmaron tales tratados, los líderes evangélicos Bill Hybels y Rick Warren al igual que otros, dan la apariencia de cooperación total y estar en completo acuerdo con Roma.  En completa violación de las Sagradas Escrituras que nos exhorta a que “contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3), ni Hybels, ni Warren, ni ningún otro líder evangélico, incluyendo Billy Graham, usa su enorme influencia para traer una advertencia o una corrección dirigida a la Iglesia Católica Romana o hacia los evangélicos que están aceptando este evangelio falso romano.
Hasta el Islam es defendido como un “fe válida” y con la cual Rick Warren coopera a través de su plan mundial al cual él llama “La Nueva Reforma”.  En sus declaraciones Warren dice que él “confiaría en cualquier líder musulmán o sacerdote católico o rabino judío…”  ¿Es que acaso ya no creemos en el evangelio y acaso tampoco creemos que aquellos que lo rechazan están perdidos eternamente?
Juan Pablo II denunció todo lo que la Reforma había logrado e irónicamente él también es honrado y alabado por aquellos que dicen seguir el camino de Lutero.  ¿Cómo podemos honrar dos creencias que están diamétricamente opuestas?  ¿Es que se han vuelto locos los ‘cristianos’?  Palabras han cambiado sus definiciones, convicciones contradictorias son profesadas simultáneamente y la verdad es definida para acomodar cualquier punto de vista de la persona.  Estamos navegando en un océano de ideas que no tienen ningún sentido, sin timón ni compás y aún así todo el mundo celebra el “progreso” que se está haciendo.  Al igual que el mundo que parece decir “soy rico y me he enriquecido” (Apocalipsis 3:17), la iglesia voluntariamente borra las esenciales diferencias que existen entre la Verdad de Dios y las mentiras de Satanás.  Aunque los evangélicos todavía afirman seguir la Palabra de Dios nadie confronta las falsas doctrinas popularizadas por la actual radio y televisión “cristiana” y tampoco nadie confronta “La Madre de las Rameras” como lo hizo Lutero.

Aunque la Reforma es aún aparentemente respetada, las profundas convicciones que dieron origen a tal movimiento trascendental, han sido comprometidas.  El tiempo se acorta, la hora es ya tarde y la iglesia evangélica necesita hacer frente a algunas preguntas claves y honestas:  
1) ¿Cuál fue el propósito de la Reforma?  

2) ¿Fue su inflexible, sometimiento intransigente a las verdades bíblicas absolutamente necesaria y apropiada en los tiempos de Lutero pero no es apropiado ni necesario ahora? 

3) ¿Qué fue tan importante en ése entonces que costó la vida de tantos mártires y causó tanto sufrimiento que ahora se pueda negar tan fácilmente? 

4) ¿Ha cambiado Jesucristo o Su evangelio? 

5) ¿Ha cambiado algún aspecto, doctrina o creencia en la Iglesia Católica que pueda justificar  que los evangélicos acepten el catolicismo como el evangelio bíblico?

Mientras que los evangélicos realmente están mofándose de los Reformadores, una poderosa Reforma del Islamismo está ocurriendo y está avanzando a pasos agigantados en el mundo musulmán.  Urgentes llamadas fueron hechas a los musulmanes para que se abstengan de la inmoralidad de América, “El Gran Satanás”.  Después de las derrotas a manos de Israel en 1948 y 1967, los líderes musulmanes empezaron a predicar que Alá no estaba contento con lo que estaba ocurriendo e incitaban a todos los musulmanes a regresar a las enseñanzas del verdadero Islamismo y al Korán.  El resultado ha sido un resurgimiento, un despertar al fundamentalismo del Islam con su respectivo terrorismo.
Al mismo tiempo, el mundo “cristiano” del Occidente continúa hundiéndose en una depravidad moral.  Como por  ejemplo, uno de los programas más populares en el radio es el programa auspiciado por Howard Stern, cuyos modales perversos, manera grosera y glorificación de inmoralidad lo ha convertido en la persona mejor pagada en los Estados Unidos.  El que las películas, la televisión y los programas radiales continúen agresiva y descaradamente en su constante burla y fomento de la homosexualidad y otras vergonzosas perversiones, solo refleja lo que la gran mayoría de gente en éste lado del mundo, incluyendo católicos y protestantes, realmente quieren y disfrutan.
La Biblia no ha cambiado.  Dios no ha cambiado.  ¿Ha cambiado acaso nuestra esperanza?  En vez de estar “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13), ¿estaremos esperanzados en los  “políticos cristianos” para nuestra salvación?  La iglesia evangélica de hoy en día está cegada y tiene esta obsesión, esta tendencia, este afán de acomodarse, de comprometerse, de unirse.  ¿Serán éstos los “tiempos peligrosos” (2 Timoteo 3:1) que de una manera amenazadora se profetiza en las Sagradas Escrituras?

Escrito por: Dave Hunt

Fuente http://icmccarvajal.wordpress.com

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