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“Y
de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer,
se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos
vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la
retribución debida a su extravío”. Romanos 1.27.
La palabra lascivia viene de la raíz del griego /aselgeia/, que significa:
Sensualidad
desenfrenada; denota exceso, licencia, ausencia de freno, indecencia,
disolución, extravagancia, lujuria desenfrenada, descaro, obsceno,
erótico. Depravación sin límites, todo esto tiene que ver con una vida
llevada por el libertinaje y todo acto de pecaminosidad
Los sinónimos de lascivia y sus adyacentes:
* Concupiscencia
* Indecencia
* Lujuria
* Deshonestidad
* Incontinencia
* Liviandad
* Obscenidad
* Impureza
* Corrupción
* Libertinaje
* Desvergüenza
* Descaro
La
contienda del Espíritu de Dios contra la carne es una vivencia con la
que no todo cristiano sabe lidiar. De ahí, que la lascivia no sólo tiene
que ver con deseos pecaminosos o malvados que tuercen la versión
original por la cual Dios creo el sexo, sino que se mueve y actúa como
una ramificación de tentáculos de inmoralidad, obscenidad, impureza,
corrupción, deseos desenfrenados, descaro, aborto, muerte, degeneración
de lo recto y desvió de lo natural.
El Apóstol Pablo escribió:
“Esto,
pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros
gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento
entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos
hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron
toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez
toda clase de impureza”. Efesios 4.17-19.
El enemigo de las almas no sólo encierra en redes de iniquidad a los
“no nacidos de nuevo”, sino, ahora más que nunca, se está abriendo paso
fácilmente en montones de cristianos, por medio del ataque más tenaz
que confronta la Iglesia en estos días del espíritu de lascivia en todas
sus ramificaciones; para denigrar al ser humano. La Biblia nos declara
que en los últimos días se levantarían falsos hombres y mujeres que
convertirían la gracia del Señor en libertinaje. Este estilo “nuevo” de
vida está programado para llevarlos al desenfreno de la inmoralidad.
Los
medios de comunicación inducidos por agentes satánicos y mentes
reprobadas, están hostigando la mente del ser humano por medio de
escenas visuales lascivas; carteles indecentes anunciando bebidas
alcohólicas y tabaco, pornografía en revistas, videos, televisión, cines
y toda clase de visualización depravada; de tal manera, que pueda
producir un estado de confusión progresivo, dañando y lastimando la
verdadera imagen que el creador hizo para el hombre, que es el sexo
basado en el verdadero amor.
Son un sinnúmero de de personas que
están influenciadas por este espíritu lascivo, que se manifiesta en
apetitos sexuales excedidos. A muchos, este espíritu se le manifiesta en
miradas que desnudan al sexo opuesto.
La lujuria es el vínculo con el espíritu de lascivia, éste se usa generalmente en el sentido de pasión carnal desordenada.
Hoy
día los que caminan sin el temor a Dios, poseen insensibilidad moral. A
medida que continúan viviendo bajo el efecto del pecado, se alejan más y
más de la verdad de Dios, volviéndose cada vez más apáticos con
respecto a las realidades morales y espirituales dadas por el Creador
desde el principio.
Existen,
sin lugar a duda, una lista de diversos tipos de pecados relacionados
con los vicios que oprimen a diario la vida de los humanos. En este
último término, tenemos que resaltar que el espíritu de lascivia es un
espíritu demoníaco que lleva a los humanos hacia una total desobediencia
moral, rechazando toda clase de normas y principios acerca de la
moralidad.
La palabra lascivia igualmente significa: pasión
suelta, desbocada y codicia. Por otra parte, tiene que ver con desorden,
el abandono de todos los frenos y, a la misma vez, representa todo lo
sucio, vergonzoso y obsceno para cautivar y encadenar a hombres y
mujeres.
Jesús habló con similitud a este tema, Él mismo dijo:
“Porque
adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los
adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las
avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la
maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro
salen, y contaminan al hombre”. Marcos 7.21-23
De adentro del
corazón del hombre es de donde emerge lo que se ve por fuera. Todo lo
que sale del hombre es lo que lo contamina. Jesús indicó, claramente,
que la lascivia era uno de los males que proceden del corazón.
“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia…” Gálatas 5.19
De
acuerdo al texto de Gálatas, la lascivia también se le clasifica entre
las obras de la carne, y nos muestra que los incrédulos tienen
insensibilidad moral.
Los cuales, después que perdieron toda
sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda
clase de impureza. Efesios 5.19
Los incrédulos mantienen su
alejamiento espiritual de Dios y, en consecuencia, ignoran por completo
la verdad; el resultado es su ceguera espiritual y moral voluntaria.
Este espíritu se encuentra activo en aquellos que han convertido la gracia de Dios en libertinaje.
Este
es uno de los espíritus más destructores en el cuerpo de Cristo hoy
día. Analicemos las consecuencias que provocan estar bajo su influencia.
*
Cuando su presencia logra influenciar fuertemente a un siervo de Dios,
puede llegar a obstaculizar su propósito y su ministerio. Ocasionando
que, tarde o temprano, comience una obra en la carne, generada por su
intelecto y en lo natural. Con lo que se puede ver, a largo plazo, que
este siervo de Dios edificó su propio reino, su propia empresa,
etcétera; y que no hubo la participación de Dios.
* Impide que
los dones de Dios nazcan y se desarrollen. Mantiene a la persona bajo un
círculo de estancamiento y no permite que alcance nuevos niveles.
* Esta influencia hace que no se desarrolle el verdadero propósito de Dios en la persona.
* Provoca un estado de indeferencia y apatía total a lo que es la verdadera santidad de Dios.
¿Cómo ser libre de la influencia de la lujuria?
“En
cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que
está viciado conforme a los deseos engañosos…”. Efesios 4.22
La
palabra despojaos, tiene que ver con quitar algo por completo, por
ejemplo: un mendigo que decide deshacerse de sus harapos sucios.
Espiritualmente, esto se puede lograr por medio del arrepentimiento de
los pecados y la entrega incondicional a las leyes de Dios.
El
viejo hombre tiene una naturaleza pecaminosa que ha sido desgastada por
completo, y es inútil tratar de arreglarla o remendarla. La Palabra de
Dios hace un desafío por adquirir una vestidura totalmente nueva y
diferente, ésta se llama “nuevo hombre”. Cuando el ser humano se viste
de lo nuevo, se convierte en un verdadero cristiano. El Espíritu Santo
trasforma y da la capacidad espiritual para llevar una nueva vestimenta,
que da la autoridad y el poder para confrontar los dardos de Satanás.
La
renovación en la mente conlleva a vestirse de lo nuevo de Dios;
también, trae el resultado de la transformación del carácter y de la
persona por completo. Pasando de lo viejo a lo nuevo, tomando una nueva
identidad en Cristo.
Huye de las pasiones juveniles.
José
es un ejemplo eficaz en la palabra de Dios acerca de cómo actuar frente
a la tentación. No sólo los jóvenes están siendo atacados arduamente
por este espíritu de lascivia, sino también hombres casados y mujeres
que son objeto de ultraje sexual en los trabajos.
En
Génesis 39, se menciona la forma sutil que fue utilizada la mujer de
Potifar para intentar desacreditar a José. Los constantes esfuerzos por
seducirlo fracasaron ante sus firmes convicciones en no ceder ni
aceptar, sin duda alguna, en el momento más determinante él salió
huyendo, a pesar de tener que enfrentarse a las falsas acusaciones.
Pablo exhortó a huir de las pasiones desordenadas, lo cual tiene que ver con la concupiscencia, codicia o deseo desordenado.
Hoy
día muchos son atacados en las noches por sueños eróticos y morbosos,
de tal manera, que esos sueños a veces se hacen reales, logrando tener
sensaciones reales en todo el cuerpo.
“Que cuando vuelva, me
humille Dios entre vosotros, y quizá tenga que llorar por muchos de los
que antes han pecado, y no se han arrepentido de la inmundicia y
fornicación y lascivia que han cometido”. 2 Corintios 12.21
Pablo
no quería ver que los Corintios siguieran en la misma condición
espiritual deplorable como en su última visita, la cual le produjo gran
tristeza y dolor.
Él resalta, de una forma categórica, diciendo
que si descubría que todavía estaban practicando los pecados que él
mismo había enumerado, serían amonestados y disciplinados. Es más, él
declaró que no sería indulgente. Pablo estaba determinado a usar su
autoridad y poder apostólico para tratar en persona cualquier pecado y
rebelión que encontrara allí.
“Esto, pues, digo y requiero en el
Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad
de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida
de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su
corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se
entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.
Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo…” Efesios 4.17-20.
“Baste
ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles,
andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y
abominables idolatrías. A éstos les parece cosa extraña que vosotros no
corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan;
pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a
los muertos”. 1 Pedro 4.3-5.
La palabra lascivia en este pasaje
describe todo tipo de pecados desenfrenados, y todo desorden extremo en
los placeres sensuales. Es más, estos términos aluden a las actividades
pecaminosas que caracterizan a una orgía.
Esta palabra en el
original griego se utilizaba para aludir a un grupo de personas
borrachas y libertinas que daban tumbos por las calles, provocando toda
clase de pleitos y escándalos.
Para
el verdadero creyente, el pecado siempre representa una carga que lo
aflige y nunca un placer que lo deleita. En realidad, la mejor manera de
vencer el pecado es estar lo más lejos posible de él, a tal punto, que
aquellos que le rodean pueden resultar sorprendidos, ofendidos y hasta
resentidos por la falta de interés del creyente en los placeres
pecaminosos.
Los verdaderos creyentes deben vivir el resto de sus
días, en esta tierra, en obediencia y en un deseo ardiente por cumplir
la voluntad de Dios; y jamás envolverse en la satisfacción momentánea de
los deseos impíos de la carne.
“Y esto, conociendo el tiempo,
que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de
nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y
se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y
vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en
glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas
y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los
deseos de la carne”. Romanos 13.11-14.
Éste es el gran desafío
que se debe asumir, por medio de vivir dispuestos a agradar a Dios;
manifestando, de continuo, una buena conducta exterior, que es la
demostración y evidencia interna de una vida libre y redimida por medio
de Jesucristo, el Salvador Eterno.
Es más, el apóstol Pablo hace
una gran advertencia diciendo: “no proveáis”, esta palabra tiene el
hecho básico de planificar algo por adelantado o preocuparse. Esto es
exactamente lo que produce la mayoría de las conductas pecaminosas,
siempre es el resultado(125) de pensamientos erróneos y deseos
lujuriosos a los que se les permite quedar alojados en la mente; los
cuales si no se reprenden(126) y se echan fuera, serán activados por el
espíritu de lascivia.
fuente: http://tiemposprofeticos-ultimavozdealerta.blogspot.com
viernes, 2 de mayo de 2014
Se Libre del Espíritu de Lascivia
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gracias por el post, por favor ayudenme a orar
ResponderEliminarQuien puede librarte de ese espíritu de la lascivia
ResponderEliminarQuien puede curar el espíritu de la lascivia
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarExcelente palabra y muy buena descripción del tema y es de mucha bendición. Que Dios les bendiga
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