viernes, 9 de agosto de 2013

La Adoración al dios “Pelota”


En los relatos bíblicos acerca del pueblo de Israel, leemos mucho de un dios pagano llamado Baal. La tentación de adorar ese dios fue una espina constante durante su existencia en la tierra prometida. Este período comenzó con la entrada de los israelitas en la tierra en Canaán y finalizó con su cautiverio en Babilonia. La adoración a este dios incluía sacrificios de animales, fiestas rituales, y danzas sensuales. La vanidad y la atracción sexual que encerraba la adoración a Baal tenían un tremendo atractivo para el pueblo de Israel. Se dice que los habitantes de Canaán eran adictos a la adoración a Baal. Los Israelitas se unieron a la adoración a Baal poco tiempo después de la conquista de la tierra. En Jueces 2:13 dice que al poco tiempo después la muerte de Josué, los israelitas “dejaron a Jehová  y adoraron a Baal y a Astarot”
Hoy día también enfrentamos una fuerza tremenda hacia la adoración de un dios que en ciertas formas se asemeja al antiguo dios Baal. Se trata del dios “Pelota” (“Ball” en inglés). Hoy en día nos rodea la adoración al “beisbol”, “futbol”, “baloncesto” y otros deportes profesionales, de los cuales la mayoría  giran en torno a una pelota.
No me refiero a los juegos informales entre amigos con fines recreativos. El peso que siento es la forma en que los deportes profesionales y los deportistas famosos han llegado a ser héroes o ídolos para los mundanos. Más preocupante todavía es que la misma idolatría se encuentre entre los cristianos en las iglesias de hoy día.
A continuación queremos examinar algunas maneras en que la adoración al antiguo dios Baal era semejante a la adoración moderna al dios “Pelota” o “Ball”.

1)     Los que adoraban a Baal tenían lugares especiales donde adoraban a su dios. En el libro de Jueces, dice que el padre de Gedeón tenía un altar para adorar a Baal: “Aconteció que la misma noche le dijo Jehová: Toma un todo del hato de tu padre, el segundo toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a él” (Jueces 6:25). El diccionario bíblico dice que había lugares destinados a la adoración idólatra llamados “lugares altos” (Nuevo diccionario Bíblico Ilustrado, CLIE). La Biblia narra de una ocasión en que el templo de Baal estaba lleno de gente. “Y envió Jehová por todo Israel, y vinieron todos los siervos de Baal, de tal manera que no hubo ninguno que no viniese. Y entraron en el templo de Baal, y el templo de Baal, se llenó de  extremo a extremo” (2º de Reyes 10:21). Hoy en día se gastan millones de dólares en la construcción de estadios y campos deportivos para la adoración al dios “Pelota”. Algunos de estos lugares tienen un parecido a los “lugares altos” donde adoraban a los dioses del tiempo antiguo.

2)     Otra semejanza se observa en el consumo de bebidas alcohólicas y las prácticas inmorales. Se sabe que muchos deportistas viven una vida muy desenfrenada moralmente. Sin embargo, esta decadencia no se limita a las estrellas del deporte, sino que muchas veces se ve también en la vida de los aficionados que “adoran” a este dios.

3)     La afición al deporte se caracteriza muchas veces por la violencia, que también sucedía muchas veces en el culto a Baal. Cuando Gedeón destruyó el altar de su padre, y cortó la imagen de Asera, los hombres de la ciudad le ordenaron a Joás, padre de Gedeón, que entregara a su hijo para darle muerte. En el suceso del monte Carmelo en el tiempo del profeta Elías, cuando los cuatrocientos profetas de Baal pedían fuego del cielo, saltaban sobre el altar, y se cortaban con cuchillos y lancetas hasta que la sangre corría por sus cuerpos (1º de Reyes 18: 26-28). La violencia va mano a mano con la adoración al dios “Pelota”. Los enfrentamientos violentos, entre jugadores profesionales, es cosa común.  Y por supuesto, los mismos espectadores, se suman a los pleitos. En un juego de béisbol de liga menor en los Estados Unidos, dos padres comenzaron a discutir. Se enojaron tanto que la discusión terminó en fuertes golpes. Resultó que uno de ellos fue golpeado tan severamente, que después murió a causa de las heridas que sufrió. El periodista y ensayista político inglés George Orwell, hizo una observación sabia: “El deporte profesional, no tiene nada que ver con el juego limpio y sano. Está saturado de odio, celos, jactancia, el desdén hacia toda regla; y procura el placer inhumano, de observar la violencia. Es decir, el deporte profesional es una verdadera guerra, sólo sin los disparos de armas de fuego”.

4)     Otra semejanza interesante, es la vestidura especial que empleaban los seguidores de Baal en la adoración a su ídolo. “Entonces dijo (Jehú) al que tenía el cargo de las vestiduras: Saca vestiduras para todos los siervos de Baal. Y él les sacó vestiduras” (2º de Reyes 10:22). Esos trajes especiales los identificaban como adoradores de Baal. Los uniformes marcaban la distinción clara entre estos adoradores y los siervos del Dios verdadero. Los adoradores modernos del dios “Pelota” también tienen vestiduras especiales. Los equipos también gastan mucho dinero en uniformes. Lo impresionante es que los uniformes rápidamente llegan a estar de moda entre la población general y son buscados en el comercio por los aficionados. La gente no sólo busca imitaciones de los uniformes, sino también playeras, gorras, y muchas cosas más de su equipo favorito. Los aficionados gastan miles de dólares en artículos distintivos de su equipo favorito. Su afán es su equipo, y por ello lucen estos artículos. Y lamentablemente, muchos que se dicen ser cristianos también toman placer en identificarse de esta manera con este dios, llamado “Pelota”.

5)     Permítame señalar un aspecto más en que la adoración al dios “Pelota” es semejante a la adoración de los dioses antiguos. En Jeremías 7:18 nos habla de del culto a Astarot, reina del cielo, que era considerada la contraparte femenina de Baal. Ahí dice: “Los hijos recogen leña, los padres encienden el fueto, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo, y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira”. Podemos ver aquí que toda la familia participaba en esta adoración. De la misma manera, la familia de hoy día participa en el culto a la pelota. Puede encontrar a la familia entera frente a la pantalla aplaudiendo a su equipo favorito.

¿Quiere decir lo anterior que los juegos en conjunto entre amigos o en familia para la recreación y el goce del compañerismo, son idolatría? No, esto más bien puede servir para edificar buenas relaciones entre personas. Lo que me preocupa es la manera en que la locura del deporte profesional tan fácilmente cautiva y esclaviza a la persona, aún al creyente. Es algo que contagia a la juventud y debe ser causa de mucha preocupación para los padres cristianos.

¿Por qué es que algunos creyentes saben los detalles de los partidos, y las estadísticas de cada equipo? ¿Será que el dios  “Pelota” está conquistando corazones entre nosotros?
Yo quiero dar algunos consejos de unas medidas que la iglesia de Cristo y los padres cristianos deben tomar para contrarrestar esta adicción al deporte. Debemos evitar de alguna manera que nuestros hijos y nuestra juventud sean expuestos a esta locura moderna del deporte.

1)     No debemos permitir el uso de la computadora y el celular para seguir las noticias de los deportes profesionales. ¿Tiene usted, como padre, el control sobre los aparatos electrónicos que usan sus hijos?

2)     No debemos usar ropa ni gastar en artículos que nos identifican con los grandes equipos o los deportistas.

3)     No debemos asistir a los estadios o campos deportivos donde se adora al dios “Pelota”.

4)     De último, lo más importante es que debemos entregarnos a la adoración del único Dios verdadero. A él solamente debemos adorar (Éxodo 20: 2-5)

Quiero hacerle una pregunta más: Cuando el Señor Jesucristo aparezca en las nubes, ¿quisiera usted ser hallado adorando a ese ídolo moderno, y ser identificado por su vestidura con este dios llamado “Pelota”?

Escrito por Arnold Skrivseth


Muchas veces no nos damos cuenta, de cuánto puede transformarse en nuestra vida un equipo deportivo, y lo tomamos como algo rutinario, una distracción, algo “sano”. Pero todo aquello que nos aparta de Dios, es un ídolo, algo que ocupa el lugar que solo Dios debería ocupar.
En nuestra actividad pastoral hemos visto muchos cristianos que están sumergidos en esta adoración, a tal punto que se han cambiado horarios de reuniones en iglesias y casas de oración porque hay un “partido de fútbol importante”, hermanos que no asisten a las reuniones, pastores que no están durante todo el culto a Dios, porque están mirando un evento deportivo. Todo esto lo hemos visto y vivido. Es muy furo, ver como este dios se transforma en lo más importante para los hermanos en Cristo.
No debemos dejarnos engañar por el enemigo, que nos dice, “es una diversión sana”, “la iglesia no te deja vivir” y cosas por el estilo. Porque cuando cambiamos la adoración a Dios, para asistir o ver por televisión un partido deportivo, ya estamos tomando un nuevo dios para nuestra vida.
A veces no logramos comprender la magnitud de todo esto, y sobre todo cuando ciudades enteras “paran” su actividad para asistir, ver, alentar a su equipo, es muy peligroso, sobre todo para los cristianos, que esa actividad poco a poco va desplazando nuestra adoración y relación con Dios.
Querido hermano, querida hermana, si tú estás en esta situación, y quieres reconciliarte con el Señor, haz esta oración:
“Amado Dios, hoy me doy cuenta que te he suplantado por una idolatría que no me conduce a nada, quiero que me des tu perdón y me limpies. Prometo serte fiel y servirte solo a ti, y todo lo demás pasa a un segundo plano. Solo te adoraré a ti a partir de ahora y tú serás lo primero en mi vida. Perdóname. En el nombre de Jesús, te doy las gracias. Amén y Amén”
Querido hermano, querida hermana, que cuando venga el Señor nos encuentre adorándolo solo a Él.

Un abrazo

Mariela Alvez

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