En los relatos bíblicos
acerca del pueblo de Israel, leemos mucho de un dios pagano llamado Baal. La
tentación de adorar ese dios fue una espina constante durante su existencia en
la tierra prometida. Este período comenzó con la entrada de los israelitas en
la tierra en Canaán y finalizó con su cautiverio en Babilonia. La adoración a
este dios incluía sacrificios de animales, fiestas rituales, y danzas
sensuales. La vanidad y la atracción sexual que encerraba la adoración a Baal
tenían un tremendo atractivo para el pueblo de Israel. Se dice que los
habitantes de Canaán eran adictos a la adoración a Baal. Los Israelitas se
unieron a la adoración a Baal poco tiempo después de la conquista de la tierra.
En Jueces 2:13 dice que al poco tiempo después la muerte de Josué, los
israelitas “dejaron a Jehová y adoraron a Baal y a Astarot”
Hoy día también enfrentamos
una fuerza tremenda hacia la adoración de un dios que en ciertas formas se
asemeja al antiguo dios Baal. Se trata del dios “Pelota” (“Ball” en inglés).
Hoy en día nos rodea la adoración al “beisbol”, “futbol”, “baloncesto” y otros
deportes profesionales, de los cuales la mayoría giran en torno a una pelota.
No me refiero a los juegos
informales entre amigos con fines recreativos. El peso que siento es la forma
en que los deportes profesionales y los deportistas famosos han llegado a ser
héroes o ídolos para los mundanos. Más preocupante todavía es que la misma
idolatría se encuentre entre los cristianos en las iglesias de hoy día.
A continuación queremos
examinar algunas maneras en que la adoración al antiguo dios Baal era semejante
a la adoración moderna al dios “Pelota” o “Ball”.
1) Los que adoraban a Baal tenían lugares especiales donde
adoraban a su dios. En el libro de Jueces, dice que el padre de Gedeón tenía un
altar para adorar a Baal: “Aconteció que
la misma noche le dijo Jehová: Toma un todo del hato de tu padre, el segundo
toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también
la imagen de Asera que está junto a él” (Jueces 6:25). El diccionario
bíblico dice que había lugares destinados a la adoración idólatra llamados
“lugares altos” (Nuevo diccionario Bíblico Ilustrado, CLIE). La Biblia narra de
una ocasión en que el templo de Baal estaba lleno de gente. “Y envió Jehová por
todo Israel, y vinieron todos los siervos de Baal, de tal manera que no hubo
ninguno que no viniese. Y entraron en el templo de Baal, y el templo de Baal,
se llenó de extremo a extremo” (2º de
Reyes 10:21). Hoy en día se gastan millones de dólares en la construcción de
estadios y campos deportivos para la adoración al dios “Pelota”. Algunos de
estos lugares tienen un parecido a los “lugares altos” donde adoraban a los
dioses del tiempo antiguo.
2) Otra semejanza se observa en el consumo de bebidas
alcohólicas y las prácticas inmorales. Se sabe que muchos deportistas viven una
vida muy desenfrenada moralmente. Sin embargo, esta decadencia no se limita a
las estrellas del deporte, sino que muchas veces se ve también en la vida de
los aficionados que “adoran” a este dios.
3) La afición al deporte se caracteriza muchas veces por la
violencia, que también sucedía muchas veces en el culto a Baal. Cuando Gedeón
destruyó el altar de su padre, y cortó la imagen de Asera, los hombres de la
ciudad le ordenaron a Joás, padre de Gedeón, que entregara a su hijo para darle
muerte. En el suceso del monte Carmelo en el tiempo del profeta Elías, cuando
los cuatrocientos profetas de Baal pedían fuego del cielo, saltaban sobre el
altar, y se cortaban con cuchillos y lancetas hasta que la sangre corría por
sus cuerpos (1º de Reyes 18: 26-28). La violencia va mano a mano con la
adoración al dios “Pelota”. Los enfrentamientos violentos, entre jugadores
profesionales, es cosa común. Y por
supuesto, los mismos espectadores, se suman a los pleitos. En un juego de
béisbol de liga menor en los Estados Unidos, dos padres comenzaron a discutir.
Se enojaron tanto que la discusión terminó en fuertes golpes. Resultó que uno
de ellos fue golpeado tan severamente, que después murió a causa de las heridas
que sufrió. El periodista y ensayista político inglés George Orwell, hizo una
observación sabia: “El deporte
profesional, no tiene nada que ver con el juego limpio y sano. Está saturado de
odio, celos, jactancia, el desdén hacia toda regla; y procura el placer
inhumano, de observar la violencia. Es decir, el deporte profesional es una
verdadera guerra, sólo sin los disparos de armas de fuego”.
4) Otra semejanza interesante, es la vestidura especial que
empleaban los seguidores de Baal en la adoración a su ídolo. “Entonces dijo (Jehú) al que tenía el cargo
de las vestiduras: Saca vestiduras para todos los siervos de Baal. Y él les
sacó vestiduras” (2º de Reyes 10:22). Esos trajes especiales los identificaban
como adoradores de Baal. Los uniformes marcaban la distinción clara entre estos
adoradores y los siervos del Dios verdadero. Los adoradores modernos del dios
“Pelota” también tienen vestiduras especiales. Los equipos también gastan mucho
dinero en uniformes. Lo impresionante es que los uniformes rápidamente llegan a
estar de moda entre la población general y son buscados en el comercio por los
aficionados. La gente no sólo busca imitaciones de los uniformes, sino también
playeras, gorras, y muchas cosas más de su equipo favorito. Los aficionados
gastan miles de dólares en artículos distintivos de su equipo favorito. Su afán
es su equipo, y por ello lucen estos artículos. Y lamentablemente, muchos que
se dicen ser cristianos también toman placer en identificarse de esta manera
con este dios, llamado “Pelota”.
5) Permítame señalar un aspecto más en que la adoración al dios
“Pelota” es semejante a la adoración de los dioses antiguos. En Jeremías 7:18
nos habla de del culto a Astarot, reina del cielo, que era considerada la
contraparte femenina de Baal. Ahí dice: “Los
hijos recogen leña, los padres encienden el fueto, y las mujeres amasan la
masa, para hacer tortas a la reina del cielo, y para hacer ofrendas a dioses
ajenos, para provocarme a ira”. Podemos ver aquí que toda la familia
participaba en esta adoración. De la misma manera, la familia de hoy día
participa en el culto a la pelota. Puede encontrar a la familia entera frente a
la pantalla aplaudiendo a su equipo favorito.
¿Quiere
decir lo anterior que los juegos en conjunto entre amigos o en familia para la
recreación y el goce del compañerismo, son idolatría? No, esto más bien puede
servir para edificar buenas relaciones entre personas. Lo que me preocupa es la
manera en que la locura del deporte profesional tan fácilmente cautiva y
esclaviza a la persona, aún al creyente. Es algo que contagia a la juventud y
debe ser causa de mucha preocupación para los padres cristianos.
¿Por
qué es que algunos creyentes saben los detalles de los partidos, y las estadísticas
de cada equipo? ¿Será que el dios
“Pelota” está conquistando corazones entre nosotros?
Yo
quiero dar algunos consejos de unas medidas que la iglesia de Cristo y los
padres cristianos deben tomar para contrarrestar esta adicción al deporte. Debemos
evitar de alguna manera que nuestros hijos y nuestra juventud sean expuestos a
esta locura moderna del deporte.
1) No debemos permitir el uso de la computadora y el celular
para seguir las noticias de los deportes profesionales. ¿Tiene usted, como
padre, el control sobre los aparatos electrónicos que usan sus hijos?
2) No debemos usar ropa ni gastar en artículos que nos
identifican con los grandes equipos o los deportistas.
3) No debemos asistir a los estadios o campos deportivos donde
se adora al dios “Pelota”.
4) De último, lo más importante es que debemos entregarnos a la
adoración del único Dios verdadero. A él solamente debemos adorar (Éxodo 20:
2-5)
Quiero hacerle una pregunta
más: Cuando el Señor Jesucristo aparezca en las nubes, ¿quisiera usted ser
hallado adorando a ese ídolo moderno, y ser identificado por su vestidura con
este dios llamado “Pelota”?
Escrito por Arnold
Skrivseth
Muchas veces no nos damos cuenta, de cuánto puede transformarse en nuestra
vida un equipo deportivo, y lo tomamos como algo rutinario, una distracción,
algo “sano”. Pero todo aquello que nos aparta de Dios, es un ídolo, algo que
ocupa el lugar que solo Dios debería ocupar.
En nuestra actividad pastoral hemos visto muchos cristianos que están
sumergidos en esta adoración, a tal punto que se han cambiado horarios de
reuniones en iglesias y casas de oración porque hay un “partido de fútbol
importante”, hermanos que no asisten a las reuniones, pastores que no están
durante todo el culto a Dios, porque están mirando un evento deportivo. Todo
esto lo hemos visto y vivido. Es muy furo, ver como este dios se transforma en
lo más importante para los hermanos en Cristo.
No debemos dejarnos engañar por el enemigo, que nos dice, “es una
diversión sana”, “la iglesia no te deja vivir” y cosas por el estilo. Porque cuando
cambiamos la adoración a Dios, para asistir o ver por televisión un partido
deportivo, ya estamos tomando un nuevo dios para nuestra vida.
A veces no logramos comprender la magnitud de todo esto, y sobre todo
cuando ciudades enteras “paran” su actividad para asistir, ver, alentar a su
equipo, es muy peligroso, sobre todo para los cristianos, que esa actividad
poco a poco va desplazando nuestra adoración y relación con Dios.
Querido hermano, querida hermana, si tú estás en esta situación, y
quieres reconciliarte con el Señor, haz esta oración:
“Amado Dios, hoy me doy
cuenta que te he suplantado por una idolatría que no me conduce a nada, quiero
que me des tu perdón y me limpies. Prometo serte fiel y servirte solo a ti, y
todo lo demás pasa a un segundo plano. Solo te adoraré a ti a partir de ahora y
tú serás lo primero en mi vida. Perdóname. En el nombre de Jesús, te doy las
gracias. Amén y Amén”
Querido hermano, querida hermana, que cuando venga el Señor nos
encuentre adorándolo solo a Él.
Un abrazo
Mariela Alvez
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