viernes, 9 de agosto de 2013

Amamos a Dios o Codiciamos lo El nos da??


 ¿Relacionados o interesados? 
 Muchas veces vemos las iglesias repletas de fieles cuando se anuncia un día especial, de prosperidad, sanidad o unción. En una noche de milagros vemos estadios repletos de personas que van en busca de una sanidad, o una unción especial. 
 ¿Qué pasaría si se hiciera una invitación alegando que nada se dará? 
Que no caerá fuego del cielo sino que solo se alabará la majestuosidad de Jesucristo. 
Mi pregunta sería: ¿Si se anunciara esto con días de anterioridad, se llenarían los estadios y las iglesias?

Todo esto me hace acordar del pasaje de Génesis 3:21 que cuando el hombre pecó, Dios le hizo túnicas con pieles. Ahora el hijo de Dios actúa solamente buscando los regalos de Dios: la sanidad, la unción, la prosperidad. 
 Antes bien deberíamos añorar lo que aparece en Génesis 3:8, oír la voz de Dios paseándose con nosotros, deberíamos anhelar las charlas con Dios y no las túnicas, estar cerca de Él, tal vez desnudos pero con Dios, tal vez sin cosas materiales pero oyendo su voz todos los días como lo hacían Adán y Eva en el huerto de Edén antes de pecar. 
 Muchas veces anhelamos las bendiciones de Dios pero no anhelamos una relación con Él. 
Muchas veces preferimos una “túnica de pieles” que oír su voz en nuestras vidas. Como dice en Mateo 6:33 “buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y las demás cosas os serán añadidas” Muchos cristianos buscan primero las añadiduras antes que a Dios mismo. Van en busca de los panes y los peces y no del mismo Señor. 
Ahora estamos viendo un grupo de cristianos “interesados” en lo que Dios tenga para darles, y optan por tomar dos caminos: uno es alejarse cuando Dios no les da lo que piden y dos, se alejan cuando lo reciben. Ambos cristianos están mal, ambos cristianos están en una mala actitud ante Dios. 
Tenemos que actuar como el profeta Habacuc cuando decía que aún teniendo nada, Dios era su gozo y fortaleza. “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya fruto, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales, con todo yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi Salvación, Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas y en mis alturas me hace andar” (Habacuc 3: 17-19) 
 ¿Pero actuamos así cuando las circunstancias son adversas? 
Debemos dejar de actuar como simples interesados en lo que Dios nos pueda dar, y comenzar a interesarnos por Él. A veces actuamos igual que en los tiempos Bíblicos, cuando le demandaban una señal a Jesús. “La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12: 39-40) 
¿Quiénes somos como para demandar algo al Rey de Reyes y Señor de Señores?
 Actuamos de igual manera y pedimos a Dios, como los escribas y fariseos de aquel tiempo, que nos dé una señal de esto o aquello. Solamente debemos agradecer a Dios porque vino hecho Hombre a este mundo para darnos vida juntamente con Él. Gracias a Él tenemos la salvación de una muerte segura. ·
 “De cierto, de cierto os digo: el que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida Eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24) · 
“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14-15) · 
“Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, más tenga vida eterna. (Juan 3:16)  
Gracias a Dios, tenemos la promesa de que nadie nos apartará de Su lado 
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:27-28) · 
“Antes en todas estas cosas somos mas que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del Amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 8: 37-39) 
 Gracias a Él estamos libres de condenación · “Ahora pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1) 
 Gracias a Él tenemos la seguridad de la Fe · “Con gozo damos gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” (Colosenses 1: 12-14) 
 Gracias a Él somos sus Hijos · “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre les dio potestad de ser hechos Hijos de Dios” (Juan 1:12) 
 Gracias a Él tenemos esperanza · “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho, voy pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuera y os preparare lugar, vendré otra vez y os tomaré a mi mismo, para que donde Yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14: 2-3) · 
“Más nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Filipenses 3: 20-21) 

 Todo esto es razón más que suficiente para amarlo a Él por todo lo que ha hecho ya; y no por las cosas materiales que pueda darnos. A no mal interpretar: Todo lo que es añadidura, el Señor nos lo dará a su tiempo, pero lo que si está mal y totalmente fuera de lugar y despreciable, es buscarlo solo y exclusivamente por esas añadiduras. Lo que debemos hacer es pedirle perdón y comprometernos a buscarle a Él por lo que Él es con nosotros, por lo que ha hecho, salvándonos de una muerte segura y dándonos vida. · “…
Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10) 





por pastora Mariela Alvez
http://www.comunidadrdav.com/

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Gracias por tu Visita, Dios te bendiga!
Te saludan los Pastores Alejandro y Mariela González desde Uruguay