referentes al Cristianismo Evangélico
por
Daniel Sapia
Ciertas creencias tradicionales,
transmitidas de boca en boca, escuchadas en los pasillos y hasta
muchas veces presentadas y mencionadas por catequistas (comprobado
personalmente en foros públicos de debate), han tomado un estado de
cuasi-verdad revelada, a causa de su continua, prolija e insistente repetición,
a lo largo del tiempo.
Muchos podrían repetir tales creencias por
encontrarlas particularmente útiles para sus personales intereses,
indirectamente como forma de "defensa" de la Institución religiosa
que predican. Ayuda a la consecución de esta práctica el poco interés de la
persona por tratar el tema de manera honesta y objetiva, analizando el grado de
"fábula" que la creencia tradicional podría conllevar: -"Si ayuda a sustentar lo que deseo creer, entonces
mucho de cierto debe tener... y si tantos lo repiten ¿por qué no repetirlo
también...?", pensarán algunos.
En este artículo se presentan algunas de
estas tradicionales creencias, con un breve comentario acerca de la veracidad
de cada una de ellas. Quienes aún hoy creyéndolas y repitiéndolas deseen actuar
con objetividad y honestidad, seguramente no dejarán de
considerar lo aquí expuesto, si no para corregir al que la diga, al menos para
ser prudentes al momento de sumarse a la errónea repetición tradicional.
Es mi anhelo que este trabajo resulte al
lector de utilidad y de edificación espiritual, compartido no con fines de
contienda o discriminación, sino de unión entre todos los que verdaderamente
amamos a Cristo Jesús, Señor nuestro. Sea Su nombre bendito por los siglos.
1. «Los Protestantes»
(Una gran bolsa, en donde todo se
mezcla)
Es normal que el Católico coloque en la
bolsa de “los Protestantes” a diferentes denominaciones eclesiales,
aunque estas conlleven implícitas y explícitas diferencias doctrinales entre
si, cayendo en un “rejunte” totalmente heterogéneo que inhabilita para todo
propósito su conjunta consideración. No obstante esto, el "rejunte"
sucede, por ignorancia, por desinterés o -por qué no- por conveniencia. Si bien
los Cristianos Evangélicos (“Los Evangelistas”) pueden ser considerados
“Protestantes”, NO TODOS los denominados “Protestantes” son
Cristianos Evangélicos. Ejemplos de Denominaciones NO Evangélicas
son: Iglesia de los Santos de los Últimos Días (Mormones), Testigos de Jehová,
Adventistas del Séptimo Día, Iglesia Universal del Reino de Dios, etc. [*]. En este sentido, una cosa es decir “Los Protestantes afirman...” a decir “Los Cristianos Evangélicos afirman...”, cosa
que, por cierto, pocos se toman el trabajo de aclarar (tal vez por
desconocimiento). Existe tanta igualdad de criterio entre los "Protestantes Testigos de Jehová" y los
"Protestantes Bautistas (Cristianos
Evangélicos)" como la que existe entre los "Cristianos Católicos" y los "Cristianos Adventistas"... Por eso,
cuando escuchemos la expresión: -"Los
Protestantes dicen....", habría que ver de cuáles
"Protestantes" habla. Cuando alguien echa mano a "la
bolsa", lejos de aclarar, confunde. Y tal vez justamente esa sea la
intención, porque... "A río revuelto, ganancia de pescador".
[*] La mención conjunta de estas
denominaciones eclesiales no implica ni sugiere que exista entre ellas alguna
similitud o comparación de sentido teológico, ni tampoco insinúa alguna
equiparación respecto a la validez del mensaje que predican.
2. «El
Protestante se fue de la
Iglesia Católica porque la desconocía. Ya lo dice la frase
popular: “Católico ignorante, seguro Protestante”...»
Lo primero que se me ocurre es imaginar lo
duro que debe ser para un Católico que ama a su Institución el saber que
alguien salió de ella teniendo reales y justificados motivos para
hacerlo. Para eludir esta probable (y poco deseada) circunstancia, lo más
sencillo es desacreditar al sujeto respecto de sus conocimientos sobre la Santa Madre Iglesia.
Lo curioso es que cuando quien sale es un sacerdote ordenado, este argumento ya
no funciona, y entonces se esgrime otra variedad ad hoc, como que se
volvió loco o apostató de su fe “por una pollera”. En mi caso particular
ASEGURO que conozco más de la
Iglesia de Roma ahora, que mientras pertenecía a ella
(durante 32 años). Y esta circunstancia, lejos de ser un factor de
“arrepentimiento” por la decisión tomada, a contribuido a confirmar lo acertada
de la misma. Es más, hasta me atrevería a decir que MUCHOS han salido de la Iglesia Católica
Romana precisamente por haberla conocido, habiendo contrastado sus enseñanzas,
dogmas y tradiciones con lo que la
Biblia enseña.
3. «Los
“Evangelistas” son nuestros “hermanos separados”...»
Esta expresión en el fondo conlleva no poco
sentido peyorativo, aún a pesar de ser manifestada con buena intención. El
Cristiano Evangélico es principal y fundamentalmente “CRISTIANO”, y como tal su
anhelo y esperanza es estar unido a Cristo, no considerando necesario ni mucho
menos prioritario o imprescindible el someter su vida espiritual a ningún
jerarca religioso terrenal. En realidad quien “separa” es la Iglesia de Roma, quien
abiertamente afirma que "fuera de ella no hay salvación"
(Catecismo 846) y que además cataloga de hereje a todo fiel que no acate
sus disposiciones doctrinales [*]. Y si
de la Iglesia
de Cristo hablamos, más bien los “separados” son quienes han decidido seguir
mandamientos y tradiciones de hombres antes que obedecer lo revelado por
Dios en la Escritura.
[*] "Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el
bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda
pertinaz sobre la misma..." (Catecismo 2089)
4. «El “motor”
de la fe del Protestante es su anti-catolicismo...»
Si hablamos del Cristianismo Evangélico,
pues, nada más lejos de la realidad. El centro de nuestra fe es Cristo y el
motor que nos impulsa a predicar el Evangelio es el anhelo de llevar libertad
en Cristo, especialmente a quienes creen otros evangelios, generalmente
acomodado a los intereses particulares de su Institución religiosa. Esta
actitud de exhortación -para algunos criticable- ya la recomendaba el apóstol Pablo
a su discípulo Timoteo, cuando le decía: “Te
encarezco que... prediques la
Palabra , que instes a tiempo y fuera de tiempo. Redarguye,
reprende, exhorta, con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4:2). Es probable que lamentablemente
existan personas que prediquen a Cristo por mera contienda, pero esto no
habilita a suponerlo como regla general. En resumen, el Cristiano Evangélico
predica el Evangelio por amor, aunque sin negociar la verdad, exponiendo, de
ser necesario, las falsas doctrinas que apartan a las almas del sencillo
mensaje de Salvación en Cristo. Y si realmente lo hiciera “en contra de”, lo
más razonable sería entonces que callara su verdad para que “su enemigo”
permanezca en oscuridad espiritual, en lugar de predicarle la Biblia para que encuentre
libertad y salvación en Cristo (aún a pesar del potencial riesgo que implica
hacerlo...)
5. «El
Evangélico proselitista desea robarle la fe al católico...»
El
Cristiano Evangélico predica a Cristo, no a su particular denominación
religiosa. En este sentido, él no desea robarle la fe a nadie,
ni necesita hacerlo. Como discípulo de Cristo este Cristiano predica el
Evangelio de la gracia de Dios en el sacrificio vicario y redentor del Mesías,
a toda criatura, y cuando se dirige al pueblo Católico Romano, muy
probablemente le advierte sobre las falsas doctrinas y tradiciones, ajenas y
hasta contrarias al mensaje bíblico, que en su Institución se enseña. En esta
misma línea, es tan erróneo decir que el Cristiano Evangélico desea
"robarle la fe" al Católico como erróneo sería suponer que el apóstol
Pablo deseaba "robársela" a los paganos Gentiles o el apóstol Pedro
deseaba "robársela" al pueblo Judío.
6. «El
Evangélico «Protestante» odia al católico...»
Atroz mentira de Satanás. El Cristiano
Evangélico no odia a nadie, mucho menos al fiel católico. Odia al pecado, causa
del sacrificio vicario de Cristo. Si en realidad el Cristiano Evangélico
"odiara" al católico, creyendo estar predicando la "verdad
que hace libre" (Juan 8,32), lo más lógico sería que SE LA OCULTE a "su
enemigo", en lugar de predicársela, incluso siendo frecuentemente causa de
no pocos sinsabores, circunstancia ya mencionada en el punto 4 de esta serie.
7. «Las
Sectas Protestantes fueron creadas hace apenas 500 años...»
Haciendo la diferenciación previa que se
enuncia en el punto 1, es justo decir que no hubo “creación” de una nueva FE,
sino más bien un popular y masivo resurgimiento de “la
fe una vez dada a los santos” (Judas 1:3). Que producto de esto se
formen diferentes comunidades eclesiales que pregonen esa misma fe no las
constituye necesariamente por ello en una nueva “religión”. La Fe que se predica es la misma
de la Sagrada
Escritura , la cual no tiene “apenas 500 años”. ¿Dónde
estuvieron estas personas durante 1500 años? Pues, formando parte de muchas
comunidades eclesiales como los Valdenses, Hugonotes, Hussitas, Quakéros,
Lolardos, etc., o incluso, por que no, hasta dentro mismo de la Institución Católica
Apostólica Romana.
8. «Las
Biblias Protestantes poseen una traducción acomodada y tendenciosa...»
Esto no es cierto. Y hasta me atrevería a
afirmar que las traducciones "protestantes" de la Biblia al Español son de
superior calidad literaria y fidelidad al texto mayoritario que las propias
Biblias católicas. Y más aún: una de las primeras Biblias católicas en español fue
la traducida por Monseñor Félix Torres Amat en 1884, desde el texto de la Vulgata Latina (de
Jerónimo). Pues esta versión católica posee un sorprendente grado tendencioso
de ideas pro-católicas (por demás evidentes, incluso frente a otras
versiones católicas) en los innumerables agregados -señalados en letra
bastardilla- de puño del mismo Torres Amat. Sirva el presente ejemplo como
botón de muestra. El primero desde la versión Biblia de Jerusalén
(católica) y el segundo de la mencionada versión española de Mons. Torres
Amat:
"Pues habéis sido salvados
por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros sino que es don de
Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe. En efecto, hechura
suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de
antemano dispuso Dios que practicáramos" (Ef.
2:8-10, Biblia de Jerusalén)
"Porque de pura gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no viene
de vosotros: siendo que es un don de Dios. Tampoco en virtud de vuestras obras anteriores, puramente
naturales, para que nadie pueda gloriarse. Por cuanto
somos hechura suya en la gracia,
como lo fuimos en la naturaleza, criados en Jesu-Christo
para obras buenas, preparadas por Dios desde la eternidad para que nos ejercitemos en ellas y merezcamos la gloria." (Ef. 2:8-10, La Sagrada Biblia , Mons. Torres Amat. Comentarios
agregados por el traductor, en color azul)
La única versión de la Biblia en español cuya
traducción es tan corrupta que ni siquiera merece llamarse
"Biblia" es la de los Testigos de Jehová, denominada
"Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras".
Del resto, la mayoría, en mayor o menor medida, son útiles para comprender el
sentido correcto de la
Revelación de Dios. Y las traducciones
"protestantes" (Reina-Valera a la cabeza), lejos de poder ser
consideradas "corruptas o acomodadas", me atrevo incluso a decir que
están muy por delante de las traducciones católicas en cuanto a fidelidad y
confiabilidad textual.
No
es menester del presente punto el mencionar la exclusión de los (7) libros
apócrifos, tema tratado oportunamente en estudios
independientes y específicos.
9. «El
Protestante "Sola Fe" desprecia las buenas obras...»
Por supuesto no es cierto. Lo que el
Cristiano Evangélico cree es que sus buenas obras son consecuencia de la Salvación recibida a
causa de su Nuevo Nacimiento espiritual en Cristo, y no un medio para MERECER
dicha salvación. Por eso jamás despreciaría el buen obrar, pues este, ni más ni
menos, es el testimonio fáctico de su nueva identidad como hijo de Dios. Dicho
de otra manera: para el Cristiano Evangélico sus buenas obras tienen un
significado especialmente importante, pues es testimonio del cumplimiento de la Palabra de Dios respecto a
lo que dispuso de antemano, para que sus hijos practicaran... (Efesios 2:10).
Lo que el Cristiano Evangélico NO HACE es darle a las Buenas Obras valor de
"moneda de pago" por la
Salvación eterna.
10. «El
Protestante Evangélico no cree en la virgen María...»
¿Cómo no creer en alguien que la misma
Biblia nombra, menciona, expone..? Por supuesto que el Cristiano Evangélico
cree en la virgen María, pero no lo hace con las prerrogativas con que la
adorna la fe Católica romana, sino que lo hace en función a lo que la Palabra de Dios revela:
una joven virgen hebrea, temerosa de Dios y obediente a Sus designios, dichosa
y bienaventurada como ninguna, elegida por Dios mismo para encarnar humanamente
a Su unigénito Hijo Jesucristo. Lo que el Cristiano Evangélico no cree, son los
adicionales místicos sobrenaturales que le adjudica la teología católica,
ajenos a la Sagrada
Escritura.
11. «El
Protestante Evangélico no ama a la virgen María...»
Esta es una calumnia grave, además de
extremadamente tendenciosa. Quien tal cosa afirme, o bien está inmerso en el
más profundo desconocimiento, o bien sólo pretende "tomar ventaja" de
una mentira infame, con tal de plantar en la gente un profundo
sentimiento de desconfianza y odio hacia quienes "así -supuestamente- obren". Nada más lejos
de la realidad que suponer que el Cristiano no ama a la virgen María, esposa de
José y madre de Jesús. Partiendo de la simplísima base de que no existe el
menor motivo para no hacerlo, y muchos para guardarle amor fraternal, conforme
a lo registrado en la
Escritura. En este punto es por demás necesario aclarar que
el Cristiano Evangélico reconoce una diferencia abismal entre la bienaventurada
virgen hebrea María y la "semi-diosa" honrada por la Iglesia Católica
Apostólica Romana denominada "Santísima Virgen" (CIC
975), "Inmaculada-sin pecado" (CIC 490/4), "Reina
del Universo" (CIC 966), "Madre de Dios"
(CIC 971), "Trono de la
Sabiduría " (CIC 721), "Abogada,
Auxiliadora, Socorro, Mediadora" (CIC 969), "Madre de la Iglesia " (CIC
975, 963), "Fuente de Santidad y Perfección de la Iglesia " (CIC
829), "Esperanza del Mundo", etc. Tenga el lector por
seguro que el Cristiano Evangélico, al igual que los discípulos y varones de
Dios de las Sagradas Escrituras, no aman a este ídolo (Reconozco
que estas palabras pueden ser duras para el católico amante de la
"Santísima Virgen", y especialmente a él le digo que lejos de mis
intenciones el menospreciar su fe y sus creencias. No obstante las cosas que
pueden influir directamente en el destino eterno de nuestra alma deben ser
dichas con claridad, para que puedan ser evaluadas y sopesadas por aquellas
personas que, abandonando sus prejuicios, busquen sinceramente agradar a Dios,
siéndole obedientes conforme a Su Palabra revelada).
12. «El
Protestante Evangélico no cree en los santos...»
La
respuesta es similar a la ofrecida en el punto 10. El Cristiano Evangélico SI
cree en los santos, ya que la palabra "santo" significa
"apartado para Dios", y ya en la Biblia encontramos mención de muchos de ellos. De
modo tal que TODOS los hijos e hijas de Dios (Jn 1:11-13) son santos.
Lo que el Cristiano Evangélico no cree es en "santos especiales" o
"nombrados" por una jerarquía humana, resultado de su particular
evaluación, y que, además, podamos o debamos depositar en ellos (o ellas)
nuestra fe en anhelos espirituales sobrenaturales. El Cristiano Evangélico
reconoce a muchas personas que han sido ejemplos en su vida de Fe, algunas con
tal fidelidad que fue causa incluso de su martirio; no obstante la fe y
esperanza del Cristiano está puesta SOLO en Jesucristo, el cual JAMÁS enseña, o
siquiera INSINÚA, que podamos o debamos acudir a Él a través de
"mediadores" y/o "mediadoras".
13. «El
Protestante Evangélico odia las "imágenes", pero tiene
fotos de sus familiares...»
Sólo alguien que no entiende lo que se le
está diciendo puede considerar de utilidad esgrimir el argumento que acabo de
reproducir. Quien lo hace se "sustenta" en que Éxodo 20:4 está
"dividido en 2 partes": 1) No te harás
imagen... 2) No te inclinarás a ella...,
considerando lícito el TRUNCAR AL MEDIO LA IDEA completa del versículo 20:4, con lo cual,
entonces, el Mandamiento prohibiría el hecho simple de "HACER CUALQUIER
IMAGEN, incluso un garabato...". Por supuesto esto no es así. El
Mandamiento prohíbe hacerse imágenes con el claro propósito de inclinarse a
ellas para rendirle culto, cosa que, por cierto, nadie hace con la foto de
su familiar... Argumentar lo de la "foto del familiar en la
billetera" es el más claro síntoma de carencia de un argumento serio y
fundamentado con el cual responder a la diáfana Palabra de Dios en Éxodo 20:4.
Además, por si hace falta aclararlo, el Cristiano Evangélico no
"odia" a las imágenes, sino al pecado de idolatría en el que pueden
caer quienes depositen su fe en ellas o en quienes ellas representan...
14. «El
Protestante yerra en su interpretación de la Biblia , porque lo hace literalmente...»
Siempre que alguien difiera de lo que el
Magisterio católico defina "en exclusiva" (CIC 85) como verdad de fe
"obligatoria de ser creída" (CIC 88), pues, obviamente "estará errando en la interpretación".
Ahora bien, después de haber lanzado esta frase y con ello haber dejado
plantada la idea primordial (a saber, que se está en un error), se evaluará el
mejor argumento que luzca más convincente para darle fundamento a dicha
afirmación. Uno bastante frecuente es decir que "yerra
porque se interpreta literalmente", o, cuando mejor
convenga "... porque se interpreta simbólicamente...",
o sino que "se sacan las palabras de
contexto...", o que simplemente son "ocurrencias
personales" producto del libre examen... Otros, tal vez más
despreocupadamente honestos, dirán que la interpretación correcta es la de la Iglesia , simplemente "...porque la Iglesia así lo dice y
punto...". Aunque alguien se sorprenda de que este
argumento pueda utilizarse, considere que esta idea ya vive en el espíritu
central de la frase de Ignacio de Loyola contenida en sus famosos Ejercicios
Espirituales: "Debemos
siempre tener, para en todo acertar, que lo blanco que yo veo creer que es
negro, si la
Iglesia Jerárquica así lo determina" (Ignacio
de Loyola, Ejercicios Espirituales, Reglas para sentir con la Iglesia , 365:1). Dicho de
otra manera, Ignacio de Loyola recomienda obediencia ciega a la Jerarquía eclesial
Católica Romana.
Lo cierto es que gracias a ciertas
experiencias pude comprender la enorme diferencia que existe entre leer
las Sagradas Escrituras para conocer, entender, aprender y obedecer la Voluntad de Dios, a la
mera acción de abrir la Biblia
para buscar la mejor manera de justificar las sugerencias doctrinales que la Jerarquía de la Iglesia obliga a adherir
irrevocablemente (Catecismo 88). Es más que claro, entonces, por qué la idea de
"Sola Escritura" es tan vehementemente rechazada por Roma: sólo con
Ella no alcanza (ni remotamente) para fundamentar todo lo que la Curia propone para ser
creído...
15. «El
Evangélico, como ya se cree salvo, no le importa si vive pecando alegremente...»
No
es cierto. Estos no son más que prejuicios de personas que no han tenido
oportunidad de vivir lo que un Cristiano Evangélico ha vivido, y por ende, hablan
de lo que desconocen. Si bien nunca dejaremos de ser pecadores mientras
vivamos en esta tierra, los hijos de Dios, renacidos espiritualmente por gracia
por medio de la fe (Ef. 2:8), somos pecadores JUSTIFICADOS EN CRISTO. Esta
circunstancia, lejos (muy lejos) de ser tomada como una especie de
"licencia para pecar", redobla en la "nueva criatura" (2
Cor 5:17) el anhelo de ser hallado digno de poseer tamaño tesoro recibido: la
justificación ante el Padre por medio de -nada menos- la sangre
derramada de Cristo. El Cristiano Evangélico cuida su testimonio de vida,
pero lo hace por amor a quién pagó por su libertad espiritual, no por egoísmo
personal para "no perder algo que consiguió" (Gracia Santificante).
16. «A los
Evangelistas les lavan el cerebro y les sacan la plata...»
Hasta yo mismo, cuando pertenecía a la Iglesia Católica
Romana, repetía esto (sólo porque lo había escuchado). Ahora me doy cuenta cuán
falsa es esa afirmación. Y hasta me atrevo a decir que no sería nada raro que,
en este punto, el acusador pasara a ser la real víctima. Respecto a "lavar
el cerebro", creo que no existe una forma más clara y evidente de
ejercer dicha práctica que decirle a la feligresía (de manera indirecta, claro)
que NO PIENSE NI DECIDA, pues alguien ya pensó y decidió, y sólo se debe
limitar a obedecer obligatoriamente lo que se propone como cierto
(Catecismo 88), y aunque algo lo vea de color blanco "debe afirmar que ES NEGRO si la Iglesia Jerárquica
así lo determina", tal cual lo expresa textualmente Ignacio
de Loyola en sus "Ejercicios Espirituales" (365:1),
escrito empleado como material de formación en los Seminarios para Sacerdotes
Católicos. Y en cuanto a que "te sacan la plata", pues,
nadie es obligado, contra su propia voluntad, a entregar absolutamente nada.
Cada cual ofrenda conforme a su deseo y compromiso con la obra y con el Señor.
Que pudieran existir (tal vez) tristes excepciones en donde se genere en
las personas sentimientos de culpa por "ofrenda escasa" o falta de
ella no alcanza ni remotamente para convertirlo en regla general. Cada cual
dará cuentas al Señor de cómo ha pastoreado su rebaño. Pero en este particular
punto bien vale mencionar que aquí, en Argentina, el culto Católico
Apostólico Romano es sostenido económicamente por el Estado Argentino, tal
cual lo expresa el Artículo 2° de nuestra Constitución Nacional. Esto significa
que el Estado mantiene a la
Iglesia con el dinero -por ejemplo- que recauda de impuestos.
O sea, YO MISMO (junto con miles y miles de personas), con el pago de mis impuestos,
me veo indirectamente obligado a ayudar a sostener a una institución religiosa
que nada tiene que ver conmigo. Precisamente ESTO ES SACARME EL DINERO, y no el
hacer una ofrenda voluntaria, con mi total consentimiento, a la comunidad
cristiana en donde me congrego, que además, vale destacar, no tiene subvención
ni sostenimiento económico alguno por parte del Estado (Como si lo posee el
culto Romano).
17. «Los
Protestantes Evangélicos son FANÁTICOS FUNDAMENTALISTAS...»
Aquí doy la razón (sorpresa!), comprendiendo
las razones por las cuales el católico pueda pensar de esta manera. Al
Evangélico se lo considera "fanático" porque
seguramente su actitud perseverante de predicar el Evangelio con denuedo es
comparada con la apática actitud de la mayor parte de la feligresía católica.
Con lo cual, es razonable que si el comportamiento del católico es visto como
"normal", el del Cristiano Evangélico sea visto como
"fanatismo"... Ahora bien, si entendieran Y VIVIERAN que el
predicar el Evangelio es un mandato recibido del Señor (Marcos 16:15),
entonces probablemente no verían "fanatismo", sino
"obediencia". Respecto a esto, el apóstol Pablo en 1° Corintios
9:16 no podía haber sido más claro (vale leerlo). Y "fundamentalistas"
perfectamente podría considerarse desde una acepción positiva, si entendemos
que el Cristiano Evangélico "contiende por la Fe una vez dada a los
santos", tal cual encomienda el apóstol Judas (Judas 1:3). ¿Era este
apóstol un "fundamentalista"? ¿Eran "fundamentalistas" el
resto de los apóstoles, especialmente Pedro y Pablo? Conforme a esta acepción
"positiva" no caben dudas, al punto de haber recibido el martirio por
ello.
18. «Los
Protestantes Evangélicos idolatran a la Biblia.. .»
¿Qué
es "idolatrar la Biblia "?
¿Será el leerla con denuedo? ¿Será el respetarla? ¿Será el obedecerla? ¿Será el
consultarla para cotejar en Ella si algo es de Dios o, en cambio, son fábulas y
doctrinas de hombres? Alguien alguna vez me dijo que "si no idolatras a la
Biblia... ¿te atreverías a pisotearla?...", a
lo que respondí: "¿te atreverías a pisotear
una foto del Papa..?. Claro que no, ¿no es cierto? entonces, ¿idolatras al Papa
por ello?..". En la
Biblia se encuentra "todo y sólo" lo que
Dios quiso revelar al hombre, enseñando "sólidamente, fielmente
y sin error la verdad que Dios hizo consignar para salvación nuestra",
tal como lo expresa el Catecismo católico 106 y 107. Con lo cual
el Cristiano Evangélico no "idolatra" a la Palabra de Dios, sino que
la lee para conocerla, entenderla y aplicarla para su vida. No obstante es una
triste (y sorprendente) realidad que muchos "Cristianos", además de no practicarlo, critican a
quienes lo hacen.
19. «Los
Protestantes Evangélicos se creen dueños de la verdad…»
Quienes conforman la Iglesia de Dios, el Cuerpo
de Cristo, formado por todos los renacidos por gracia, por medio de la fe en el
sacrificio vicario del Cordero de Dios, no son "dueños" de la verdad,
sino que son su "columna y baluarte (o
sostén)" (1 Timoteo 3:15). Estos son los encargados de mantener
incólume el mensaje del Evangelio, "contendiendo
ardientemente por la fe UNA VEZ DADA a los santos" (Judas 1:3)
en respuesta a las falsas doctrinas que ya desde los primeros tiempos serían
enseñadas (Gálatas 1:8-9, Hechos 20:29, 1 Timoteo 4:1-5, 2 Timoteo 4:1-5,
etc.). Transmitir lo que "ESTÁ ESCRITO" no es creerse dueño de la
verdad, sino ser su columna y baluarte, tal cual lo expresa la misma Palabra de
Dios. Ahora bien, no deja de ser curioso que quienes afirman la frase de marras
no perciban que quienes justamente se reconocen como "dueños de la
verdad" son aquellos que enseñan que SOLO lo que ellos interpretan es
lo correcto y válido (Catecismo 85, 88, 100, etc.), con más razón y
especialmente cuando esto que se enseña posee también elementos ajenos a la
misma Biblia (Catecismo 80-82, 97, etc.)
20. «Las
sectas protestantes son más de 30.000...»
No es raro escuchar esto cuando alguien
desea propagandear la idea de la "gran división" del Protestantismo
en "innumerables sectas". Quien tal cosa diga incurre en un error,
producto de repetir lo que escuchó que otro repitió por haber escuchado a otro
que repitió...
Si bien es una realidad que existen
diversas denominaciones CRISTIANAS EVANGÉLICAS (unidas en lo primario y con
libertad en lo secundario), esto no justifica la intencionada exageración de la
expresión de marras, muy especialmente si tomamos en cuenta lo comentado en el punto
1 de esta serie de 20 mitos sobre el Cristianismo Evangélico.
Lo cierto, y que vale destacar, es que todas
las veces que me han presentado el argumento de "las
más de 30.000 sectas", he solicitado el nombre de cada una de
ellas. Y hasta ahora siempre ha sucedido lo mismo: nunca hubo respuesta.
. . .
Hasta aquí los 20 mitos Católicos
referentes al Cristianismo Evangélico. Seguramente habrá algunos otros con los
cuales complementar este artículo. No obstante lo presentado bien puede
considerarse como un adecuado "punto de partida".
Bendiciones
en Cristo
Daniel Sapia
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