viernes, 9 de agosto de 2013

LO QUE LA IGLESIA NO ES



INTRODUCCIÓN

Colosenses 1: 24-28
Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por Su Cuerpo, que es la Iglesia.  De ella fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos. A ellos, Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, esperanza de gloria. Nosotros anunciamos a Cristo, amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre.

Un querido amigo mío se hizo cristiano hace poco más de seis años. No tuvo el beneficio de haber sido convertido cuando era joven, ni de crecer en un hogar cristiano y recibir el aliento de amigos cristianos, durante sus años de adolescencia. En razón de su conversión tardía a Cristo, pues ya tenía treinta años, él sintió que era necesaria una compensación por el tiempo perdido. Este hombre ha crecido espiritualmente en forma más rápida que cualquier otro hombre que haya conocido.  Es como si hubiera nacido dentro del Reino de Dios siendo ya un <<adulto espiritual>>, no un niño, como nos sucede a la mayoría de nosotros. Su perspicacia para las cuestiones espirituales es siempre de ayuda y reboza de sabiduría práctica. En cierta conversación que tuvimos, hizo un comentario acerca de la Iglesia, que todavía conservo fresco en mi memoria. Le había preguntado qué les deberían decir los cristianos a los que no lo son acerca de la Iglesia. Me contestó: <<Que les digan lo que la Iglesia no es. Lo que a mí me ayudó a entender la Iglesia neo testamentaria, fue que le eché una mirada a lo que la Iglesia no es>>.  Me parece que este hermano ha dado una sana recomendación.

Las comparaciones y las analogías son excelentes maneras de analizar y tratar una materia de estudio. Muchas veces, la verdad de Dios se aprecia mejor, cuando es colocada junto al error y se la compara con este.  Jesús usó esta técnica de enseñanza en Mt. 23, cuando señaló lo que los escribas y los fariseos hacían como ejemplo de lo que Sus discípulos no debían hacer.

Mateo 23: 2-3
En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.  Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; pero no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, pero no hacen.

El Nuevo Testamento define de modo expreso lo que la Iglesia es. Es un cuerpo espiritual, cuya composición la constituyen los que han obedecido el Evangelio de Cristo y, por este medio, han llegado a ser Su Pueblo, y se reúnen para adorar, y trabajan, cual pueblo Suyo, en una localidad dada. Llevan el nombre de Cristo, y consideran a Este, Señor de ellos. Constituyen un organismo con vida, en el cual mora el Espíritu del Dios viviente. Los que componen este cuerpo mantienen, a través de la obediencia a Su Palabra, una comunión permanente con Dios, con Cristo y con el Espíritu Santo.

Habiendo hecho el anterior análisis de lo que la Iglesia es, hagamos ahora una observación detallada de lo que no es. Esperamos, por este medio, entender más exactamente lo que Dios quiere que la Iglesia neotestamentaria sea.


I. NO ES UN EDIFICIO.

En primer lugar, la Iglesia no es un edificio. Cuando uno pasa frente al edificio de una iglesia y exclama: <<¡He allí una iglesia!>>, por supuesto que se está equivocando.  La Iglesia no la constituye un edificio material, construido de ladrillos y cemento.  Los cristianos, cual piedras vivas, son los que constituyen el cuerpo llamado La Iglesia.

I Corintios
12:27
Vosotros, pues, sois el Cuerpo de Cristo y miembros cada uno en particular.

I Pedro 2:5
vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

Puede que la Iglesia use un edificio, en el cual se reúna y celebre cultos de adoración; pero la Iglesia no está hecha de madera, metal, piedra ni vidrio.  La Iglesia es una entidad viviente. Pablo les dijo a los cristianos de Efeso:

Efesios 2:22
en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.

La única cualidad física de la Iglesia la constituyen los cuerpos humanos, en los que moran los espíritus de los que la componen.  Un ser humano es un espíritu humano que vive en un cuerpo físico.  Cuando un ser humano llega a ser cristiano, llega a formar parte de la Iglesia. Una vez que forma parte de la Iglesia, es en su cuerpo físico que anda, va al culto, manifiesta un comportamiento y trabaja. Esta es la única característica tangible de la Iglesia.

Pue
de que, de vez en cuando, una persona diga: <<Voy para la iglesia>>.  Se entiende lo que está diciendo, y es: <<Voy para la reunión de la iglesia>>. La palabra <<iglesia>> se usa en el Nuevo Testamento para referirse a la asamblea;

I Corintios 11:18
En primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo.

Pero si tomamos en cuenta el uso más frecuente que en ese mismo libro se le da - para designar el cuerpo espiritual de Cristo - sería incorrecto decir: <<voy para la iglesia>>. ¡No es posible ir a la iglesia, cuando nosotros somos la iglesia!. La Iglesia, o los cristianos, pueden reunirse en asamblea para el culto y el estudio; pero un cristiano no va y forma parte de la iglesia para adorar, y luego sale del Cuerpo de Cristo, del mismo modo que uno entra y sale de su casa.

¿No es motivo de gozo que la Iglesia no sea un edificio material?  Si lo fuera, estaría en un solo lugar, limitada, sin vida y sin amor.  Pensar que el culto solo se puede llevar a cabo en una catedral, equivale a pensar que solo se puede realizar en un lugar concreto. Más bien, al ser la Iglesia un pueblo redimido por la sangre de Cristo, ella hace que la influencia de la sangre de Cristo se manifieste entre todas las demás personas y lugares del mundo. Permite que el culto se pueda llevar a cabo en cualquier lugar y en cualquier momento en que los cristianos decidan adorar a su Padre celestial. La Iglesia va donde los cristianos van, pues ella esta constituida por estos.

Tengamos cuidado de lo que decimos y hacemos, pues cuando hablamos y actuamos, lo hacemos como la Iglesia de Cristo. No somos Su Iglesia solamente cuando estamos reunidos para adorar; lo somos dondequiera que estemos. Cristo nos ha puesto aparte para ser <<pueblo adquirido>> por El, nos ha llamado a salir y a ser santificados por Su sangre.  Dios no tiene un cuerpo muerto, un objeto inanimado, sino una familia viviente, compuesta por personas perdonadas y escogidas. Su Iglesia es una nación espiritual, un sacerdocio santo, una sociedad para la comunión con El.

I Pedro 2:9
Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a Su luz admirable.


II. NO ES UNA SOCIEDAD PARA LA AMISTAD.

En segundo lugar, la Iglesia no es un club social. Es algo más que una alentadora amistad, más que una grata asociación con otros.

La comunión es uno de los beneficios inmediatos de formar parte de la Iglesia, pero esta es más que una comunión.  Cuando uno se convierte, es levantado de muerte espiritual y revivido para ser puesto a la par de otros cristianos en el Cuerpo de Cristo. Pablo escribió:

Efesios 2: 4-6
Pero Dios, que es rico en misericordia, por Su gran amor con que nos amó, aún estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos).  Juntamente con El nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,

Los que Dios ha redimido por el sacrificio de Su Hijo, han sido adoptados para formar parte de Su familia espiritual, y El, con todo Su amor...

Gálatas 4:6
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de Su Hijo, el cual clama: <<¡Abba, Padre!>>.

El hecho de ser la familia de Dios, hace que la Iglesia se caracterice por una gran profundidad en las relaciones entre las personas.  Sin embargo, esta comunión es una consecuencia de nuestros lazos familiares con Dios.  Juan escribió:

I Juan 5:1
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por El.

Imagínese como habría sido si, siendo usted un niño de corta edad, sus padres hubieran muerto y las autoridades lo hubieran puesto, por necesidad, en un hogar de huérfanos.  Habría experimentado la soledad, el vacío y la separación propios de la difícil situación de aquellos a los que se describe con la frase <<sin hogar>>.  Con el paso de los años, habría olvidado cómo era la experiencia de tener su propia familia.  Digamos que un día hubiera sido adoptado por una hermosa familia. Se habría mudado a un nuevo mundo de afecto y una nueva identidad le habría sido dada. Habría descubierto, de pronto, que podía contar con un padre terrenal que lo amaba y lo cuidaba, que ahora contaba con el bondadoso cariño del amor de una madre, y que tenía hermanos y hermanas a los que le unían los lazos del apoyo y el afecto familiar que ellos le extendían.
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Dios no tiene un cuerpo muerto,
un objeto inanimado, sino una
familia viviente compuesta por personas
perdonadas y escogidas.
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Ahora disfrutaría de hermosos días, en los que compartiría con su familia, tendría un futuro que la familia le habría creado e inspirado. Con el tiempo, llegaría a conocer el verdadero amor familiar. ¿Cómo se habría producido todo esto? ¿Seria que a usted sencillamente le habría atraído la amistad y el formar parte de una sociedad, tal como sucede en el caso de quien forma parte de un club social? No. Se habría debido al hecho de haber sido adoptado por esta familia. Habría llegado a formar parte intrínseca de la familia, y el hecho de unirse a ella habría dado como resultado que surgieran la comunión y las bendiciones.

Pues bien, un cambio parecido le sucede al cristiano nuevo.  Este ha sido ubicado en una nueva familia, la familia de Dios. Pablo, incluso, usa la palabra <<adoptado>> para referirse a tal proceso:

Efesios 1:5
Por Su amor, nos predestinó para ser adoptados hijos Suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad,

Una persona puede unirse a un club social, sin que por ello cambie su vida.  El formar parte de un club social es tan solo una añadidura, una actividad mas de las muchas en que se ocupa una persona que vive. Podríamos desecharla en cualquier momento, no nos llena una necesidad básica.  Se hace con el fin de divertirse y obtener de ello algún placer.  El llegar a formar parte de una familia es algo totalmente diferente. Uno forma parte de la familia, y esta forma parte de uno.  No se trata de una <<bendición adicional>> para la vida de uno; uno llega a ser la familia. Uno toma el nombre de ella; todos los miembros de ella llegan a ser de uno, y uno llega a ser de ellos.  Uno se llega a unir con ella más estrechamente que con cualquier otra persona o grupo con el que se relacione.

Todos los que llegan a formar parte de la familia de Dios, lo hacen por medio de un nuevo nacimiento.

Juan 3:5
Respondió Jesús: - De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el Reino de Dios.

Uno no puede <<unirse>> a ella; uno nace, o es adoptado, en ella.  Nadie puede formar parte de Su familia sin experimentar cambio alguno.  Cuando llegamos a ser de Cristo, tomamos el nombre de Cristo y somos llamados <<cristianos>>. Experimentamos cambios en nuestras relaciones con los demás, en nuestra conducta y en nuestras aspiraciones.  Llegamos a ser una familia guiada y alimentada por Dios, nutrida y apreciada por El, mantenida y protegida por El.  Vivimos, adoramos, trabajamos y tenemos comunión, como hijos que están juntos, porque la sangre de Jesús nos une.


III. NO ES UNA IDEA HUMANA.

En tercer lugar, la Iglesia no es una simple idea humana.  No fue algo que se le ocurriera al hombre ni algo que inventara el hombre. Tampoco está bajo el mando del hombre ni es sustentada por el hombre.

La Iglesia es idea y creación de Dios. Antes de que por Su palabra fuera hecho el mundo, El ya había hecho planes para que, por medio de la cruz y la Iglesia, fuera salvo el hombre. Antes de que fuera cometido el primer pecado, El ya había pensado en el perdón. Pedro escribió que en el lejano pasado eterno, antes de que Dios creara la primera estrella o brizna de hierba, la primera mariposa o el primer ser humano, Dios eligió salvar a los que entraran en el Cuerpo de Cristo. Por lo tanto, los cristianos fueron elegidos.

I Pedro 1: 1-2
Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos según el previo conocimiento de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.

Apocalipsis 13:8
La adoraron todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no estaban escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado.

Los nombres de los santos de Dios, los que han sido redimidos por la preciosa sangre del Cordero, están escritos en el libro de la vida, desde el principio del mundo.  Dios eligió salvar - no de modo particular, sino grupal - a los que eligieran ser salvos a través de la cruz. El resultado de que se derramara la sangre de Cristo, fue y es la Iglesia.

Apocalips
is 1: 5-6
y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra.  Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con Su sangre y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, Su Padre, a El sea gloria e imperio por los siglos de los siglos.  Amen.

El anterior razonamiento graba en nuestras mentes una verdad fundamental: si Dios dispuso el sacrificio de Cristo, antes de que el mundo comenzara y si la Iglesia es creada por la sangre de Cristo, lo lógico es que la Iglesia sea el propósito eterno de Dios. Por lo tanto, no debería sorprendernos que Pablo mencionara esta misma verdad;

Efesios 3 10-11
para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la Iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús, nuestro Señor,

Había una minoría en Galacia que había rechazado la autoridad de Pablo como apóstol de Cristo, y por esta razón no aceptaban que su mensaje fuera inspirado por Dios. Al comienzo de la carta que les envió, les respondió a las objeciones de ellos en contra de su apostolado, con las siguientes palabras:

Gálatas 1:1
Pablo, apóstol (no por disposición de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios Padre que lo resucitó de los muertos),

En pocas palabras, el argumento de Pablo es que su apostolado no tuvo origen en los hombres, ni fue administrado por hombres. Estaba diciendo: <<mi apostolado vino directamente de los cielos por medio de Jesucristo>>.

Lo que Pablo dijo acerca de su apostolado se podría decir acerca de la Iglesia: La Iglesia no provino de los hombres. Es de origen divino. Fue planeada en los cielos, anunciada en los cielos y enviada desde los cielos. La idea que le dio origen, fue concebida en la mente de Dios. El plan de ella fue puesto en práctica por Jesús en el momento de Su muerte en la cruz , y con el derramamiento milagroso del Espíritu Santo sucedido el día de Pentecostés.  Las personas entran en la Iglesia y son sustentadas en ella por la Palabra del Señor y la presencia del Espíritu en ellas. Es de Cristo, de allí que su grandeza no pueda ser mejorada por cabezas ni manos humanas, ni su gloria aumentada por mentes ni músculos humanos.

Cuando uno entra en la Iglesia, no es lo mismo que entrar en una organización o confesión humana.  Dios no nos ha pedido que depositemos nuestra esperanza eterna en la sabiduría, energía, dispositivos y fortaleza del mundo. Nos ha pedido que entremos en el Cuerpo de Cristo, que fue creado divinamente, el cual exhibe y lleva dentro de El la sabiduría de Dios, un cuerpo espiritual que fue construido por Su poder, y protegido por la eternidad por Su gracia y dirección.

El único modo como podemos entrar en esta Iglesia, es obedeciendo el Evangelio inspirado que se revela en Las Escrituras.

II Tesalonicenses 1: 7-9
mientras que a vosotros, los que sois atribulados, daros reposo junto con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de Su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios ni obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Estos sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de Su poder,

El único modo como podemos continuar siendo la fiel Iglesia de Cristo, es siguiendo el modelo para la vida cristiana que se encuentra en Las Escrituras.

I Juan 5: 2-3
En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos Sus mandamientos, pues este es el amor a Dios: que guardemos Sus mandamientos; y Sus mandamientos no son gravosos,

Esta Iglesia no tiene credo más que Las Escrituras, ni cabeza mas que Cristo.


IV. NO ES UN SUSTITUTO DIVINO.

En cuarto lugar, la Iglesia no fue concebida para sustituir algún plan fallido.  No es un reemplazo de alguna institución superior que el Señor hubiera concebido; y que no hubiera podido llevar a la práctica por la pecaminosidad del mundo.

La era de la Iglesia es aquella para la cual Dios ha trabajado y ha actuado desde el mismo comienzo de los tiempos. Los profetas anunciaron regularmente la venida del Reino. Cuando Jesús comenzó Su ministerio terrenal, esto fue lo que anunció:

Marcos 1:15
Decía: <<El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepentíos y creed en el Evangelio!>>.

Cuando el evento de la cruz se acercaba, Jesús le dijo a Sus apóstoles:

Mateo 16: 18-19
Y yo también te digo que tu eres Pedro, y sobre esta roca edificare mi Iglesia, y las puertas del Hades no la dominarán. Y a ti te daré las llaves del Reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra sera desatado en los cielos.

Tan solo unos pocos días antes del establecimiento de Su Reino, Jesús les dijo:

Hechos 1:5
porque Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

El día de Pentecostés, el Espíritu Santo fue derramado sobre los apóstoles y fueron bautizados en el poder e influencia del Espíritu.

Hechos 2: 11-15
cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. Estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: - ¿Qué quiere decir esto?.  Pero otros, burlándose, decían: - Están borrachos. Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les hablo diciendo: <<judíos y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras, pues estos no están borrachos, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.

Pedro señaló que este evento milagroso fue el cumplimiento de la profecía de Joel.

Joel 2: 28-31
Después de esto derramaré mi Espíritu sobre todo ser humano, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñaran sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. También sobre los siervos y las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.  Haré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, fuego y columnas de humo.  El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día, grande y espantoso, de Jehová.

Esta profecía había anunciado el comienzo de los <<postreros días>>, la era de la Iglesia, la era del Reino de Dios. Así, la Iglesia, la forma terrenal de Su Reino, fue establecida en el momento que El dispuso en Su calendario, y del modo que El determinó de antemano.

Una creencia que muchas, si no la mayoría, de las confesiones religiosas del mundo han adoptado, es la que se conoce como premileniarismo.  Al descomponer en sus partes el nombre que se le da a esta creencia, que se basa casi en su totalidad en el lenguaje figurado de Ap. 20: 1-4, obtenemos el sufijo <<pre>>, que significa <<antes>>, y <<milenio>>, que significa <<mil años>>.

Apocalipsis 20: 1-4
Vi un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano.  Prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años.  Lo arrojo al abismo, lo encerró y puso un sello sobre él, para que no engañara más a las naciones hasta que fueran cumplidos mil años. Después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.  Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar. Y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la Palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

Los que siguen esta doctrina (premilenialista), que no es bíblica, sostienen que Cristo vendrá al final de los tiempos a establecer Su Reino.  Alegan que Jesús reinará cual Rey sobre Su Reino en esta tierra por mil años y que, literalmente, se sentará en el trono que David ocupó en Jerusalén. Los que sostienen este punto de vista, esperan que la nación de Israel sea restaurada en la tierra de Palestina durante ese tiempo, y que ella gobierne a las naciones de la tierra. Creen que el templo veterotestamentario, que fue destruido por Tito en el 70 A.D. va a ser reconstruido, y que el antiguo sistema de sacrificios levítico, volverá a estar activo una vez más. El premileniarismo ha llegado a la conclusión de que Jesús vino la primera vez a establecer Su Reino, pero Su esfuerzo fue rechazado y la Iglesia fue establecida en lugar del Reino. Por lo tanto, el premileniarismo ve en la Iglesia una alternativa provisional al verdadero Reino que debía haberse inaugurado.

Solamente hay una cosa mala con este ingenioso entretejido de ideas sobre la Iglesia y el Reino: Es falso. Se ha nutrido de fantasiosas teorías humanas, y no de la Palabra de Dios.  En lugar de debatirlo punto por punto, basta con llamar la atención a lo enunciado por Pablo;

Efesios 3:11
conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús, nuestro Señor,

La Iglesia es el propósito eterno de Dios. Con una sola frase, Pablo barre con la totalidad de esta doctrina errónea. En este caso, una onza de verdad destruye una tonelada de error. Según el Espíritu Santo, la Iglesia no es un apéndice, ni un aditamento al plan de Dios - es el plan en sí.

Un sustituto siempre es de segunda categoría, un suplente de lo genuino. ¿No se identifica su corazón con Jacob, al cual, habiendo pedido la mano de Raquel, el amor de su corazón, mediante engaños le dieron a Lea? ¿Puede usted imaginarse cómo sería recibir el día de su boda a una sustituta en lugar de la mujer que ama, su prometida?.

Nos compadecemos de Jacob, porque sabemos que nadie está realmente satisfecho con una imitación, un reemplazo. El articulo genuino es siempre preferido a la réplica. La Iglesia es auténtica, no un sustituto.

Dios nos muestra la belleza y trascendencia de la Iglesia, cuando nos dice que la Iglesia del Nuevo Testamento es el glorioso cumplimiento de las profecías del Reino. Pablo dijo que Jesús santificó a la Iglesia;

Efesios 5: 26-27
para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una Iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa y sin mancha.

¿No se goza usted conmigo al saber que la Iglesia es Su primera elección, no un plan alterno al original? Cuando llegamos a ser parte de la Iglesia, llegamos a ser parte de la realización del sabio planeamiento y misericordiosa actuación de Dios para con el hombre pecador.  Haga una pausa en este momento y alabe a Dios en oración de acción de gracias por el hecho de que la Iglesia es el propósito eterno de Dios para nuestra redención, y no un simple suplente.


CONCLUSIÓN.

¿Verdad que pudimos observar lo que la Iglesia neo testamentaria es, al contrastarla con lo que no es? La Iglesia no es una estructura física; es el cuerpo espiritual de Cristo. No es un club social; es la familia espiritual de Dios, en la cual se entra por medio del nuevo nacimiento.  No es una idea humana; es el modelo y deseo de Dios por medio de la cruz. No es un sustituto de lo que Dios verdaderamente intentó hacer; es el cumplimiento de las profecías sobre el Reino y el propósito eterno de Dios. Cuando uno entra en la Iglesia, lo hace en el esquema general de Dios cuyo origen se remonta a una eternidad en la que no había dado comienzo el tiempo.

Una vez le preguntaron su nombre a un niño de corta edad unos invitados que estaban de visita en su casa.  El respondió: <<me llamo “No”>>.  Dudando, los invitados le preguntaron: <<¿Cómo sabes que tu nombre es “No”?>>. Sin siquiera levantar la vista, les dijo: <<Cada vez que me vuelven a ver me dicen “No”>>. El pequeño había oído tal negativa por tanto tiempo que - por lo menos a su modo de verlo - se había convertido en un niño negativo. Su nombre había llegado a ser “No”.

Un peligro parecido se corre, cuando estudiamos lo que la Iglesia no es. No debemos permitir que un estudio así pueda hacer que veamos a la Iglesia como un fardo de “Noes”.  Un cristiano no es tan solo la oposición andando en dos pies, a la cual solo se le conoce por las cosas en las que no está de acuerdo. Lo negativo está presente tan solo para acentuar lo positivo.  Cuando se ve lo que la Iglesia no es, ello sirve para ayudarnos a determinar y llegar a ser lo que la Iglesia sí es.

El hecho de que seamos la Iglesia, hace que le pertenezcamos a Cristo en calidad de discípulos, siervos y seguidores.  Vivimos bajo Su señorío por medio de la fiel sumisión a Su voluntad. Le respondemos a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo diariamente, mediante la fe que lleva a la obediencia. Sea que miremos a la Iglesia desde el punto de vista del Reino de Dios, del Cuerpo o la Familia de Dios, la respuesta del cristiano es siempre con una clase de fe que obedece. Vemos a través del testimonio de Su Palabra, y del testimonio de la vida, que la mayor necesidad de todo pecador es entrar en la Iglesia de Cristo, confiando plenamente, y andar por fe delante de Cristo hasta que El nos llame a casa o venga por nosotros a llevarnos.

Génesis 29: 16-25
Entonces dijo Labán a Jacob: - ¿Por ser tú mi hermano me vas a servir de balde?  Dime cuál ha de ser tu salario. Labán tenía dos hijas: el nombre de la mayor era Lea, y el nombre de la menor, Raquel. Los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de lindo semblante y hermoso parecer. Jacob amó a Raquel, y dijo: - Yo te serviré siete años por Raquel, tu hija menor. Labán respondió: - Mejor es dártela a ti que a otro hombre; quédate conmigo. Así sirvió Jacob siete años por Raquel; y le parecieron como pocos dias, porque la amaba. Un día dijo Jacob a Labán: - Dame mi mujer, porque se ha cumplido el plazo para unirme a ella. Entonces Labán juntó a todos los hombres de aquel lugar y ofreció un banquete. Pero sucedió que al llegar la noche tomó a su hija Lea y se la trajo; y Jacob se llegó a ella. Labán dio además su sierva Zilpa a su hija Lea por criada. Cuando llegó la mañana, Jacob vio que era Lea, y dijo a Labán: - ¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado?.

¡No se conforme con Lea, usted puede desposar a Raquel!.



Escrito por Eddie Cloer

FUENTE: iglesiadecristo.biz


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